California: El Partido Republicano quiere revivir
Comentario:
Por Eduardo Stanley
El Partido Republicano perdió las elecciones presidenciales el pasado mes de noviembre por amplio margen, confirmando su declive electoral de los últimos años. Ahora, desesperado, busca revivir ante el peligro de volverse un partido minoritario e irrelevante.
Para ilustrar lo dicho anteriormente, recordemos que en California, Barack Obama ganó por 60.2 por ciento contra 37.1 por ciento, según datos de la Secretaria de Estado.
Algunos críticos consideran que la agenda republicana, en particular su posición ante una reforma migratoria, el casamiento gay, la revitalización de la economía, y otros temas similares, ha alejado a los votantes.
Si tomamos el ejemplo de California, observamos que los Republicanos han caido a su nivel más bajo: tienen menos del 30 por ciento de votantes registrados y los Demócratas lograron la Súper Mayoría en la Asamblea estatal, lo cual quiere decir que no necesitarán del voto conservador para aprobar leyes.
En las únicas áreas donde los Republicanos mantienen un claro dominio es en las zonas rurales, como el Valle Central y el Valle Imperial. El antiguo bastión conservador, San Diego, parece estar experimentando rápidos cambios en las preferencia electorales, lo cual afecta seriamente a los Republicanos.
Durante la Convención del Partido Republicano de California celebrada en Sacramento el viernes 1 y el sábado 2 de marzo, los asistentes analizaron esta difícil situación.
Curiosamente, el orador principal fue el controversial Karl Rove, ex asesor de la Casa Blanca durante la administración de George W. Bush (2000-2008), considerado un conservador fanático.
En este contexto, resulta curioso pedirle consejos a quien es parte de la más conservadora del Partido Republicano, cuya agenda dominó las propuestas del candidato presidencial Mitt Romney, gran perdedor en noviembre 2012.
Básicamente, Rove pidió a los Republicanos diversificar étnicamente al partido. Es decir, reclutar más latinos y miembros de otras minorías para poder atraer al electorado.
Sin embargo, el consejo es demasiado simplista y limitado.
Los conservadores no perdieron solamente por tener pocos candidatos pertenecientes a minorías, sino porque su agenda es vista negativamente por una gran mayoría de la sociedad.
Literalmente, huele a viejo.
Resulta hasta molesto escuchar una y otra vez las consignas políticas conservadoras carentes de ideas para reactivar la economía y sin ofrecer oportunidades a sectores sociales tan amplios como la clase media y los trabajadores.
La percepción de que los candidatos Republicanos apoyan a las grandes empresas y que solamente dicen “no” a cualquier idea del presidente Obama se confirma en cada declaración, en cada publicidad electoral: no a la propuesta de obras públicas, no al tren rápido, no a aumentar impuestos a quienes tienen más ingresos, no a la reforma de salud, no, no y no.
La negativa a negociar una reforma migratoria y el lenguaje despectivo contra los inmigrantes ofende a un gran espectro de la sociedad.
Y ¿cuál es la propuesta Republicana de reactivación económica? La consigna de que reducir impuestos a las empresas generará más negocios y empleos ya tiene más de 25 años y la realidad es otra: las empresas van donde pueden exprimir más a los trabajadores a cambio de poco dinero, como China. Y esto a pesar de constantes reducciones impositivas, subsidios y otros beneficios.
Es posible que con más candidatos latinos los Republicanos puedan conseguir un poco más de votos en estados como California, Arizona, Nevada, Texas y otros. Sin embargo, no creo que sea suficiente para revivir a este partido en California.
Porque por un lado tenemos el aumento de las minorías en la población del estado. Y éstas, particularmente los latinos, se inclinan electoralmente por los Demócratas.
Por otro lado, la sociedad ha cambiado y repetir la misma fórmula de hace décadas —más aún si se observa que no funciona— no atrae a los votantes.
Y otro detalle que sería importante analizar y discutir ampliamente: cada vez más personas no se sienten representadas por un partido político y perciben a estos como instituciones lentas, burocráticas y arcaicas.
Posiblemente Obama ayudó a impulsar al Partido Demócrata con su imagen fresca, juvenil, con ideas si bien no originales al menos atractivas para amplios sectores sociales. Y con su lenguaje simple y directo, atrajo también a los jóvenes, quienes votaron mayoritariamente por él en 2008 y en 2012.
Exactamente lo opuesto al Partido Republicano, que le sigue hablando al electorado blanco, de edad media, tradicionalista y conservador, con su vieja y repetitiva retórica proempresa privada, en detrimento de los trabajadores y sectores medios y pobres, además de enajenar a mujeres, gays e inmigrantes.
La sociedad estadounidense está creciendo y cambiando rápidamente. Los políticos y sus partidos deben tener la capacidad de entender esos cambios y adaptarse a ellos si quieren representar a un nuevo electorado, más diverso en su etnicidad y en sus estilos de vida.
Quizá todo esto sea demasiado para el Partido Republicano.