Cambio de retórica política
Para las elecciones de Noviembre, veremos muchos cambios en la retórica política de los diversos candidatos al gobierno federal, estatal y municipal.
A aquellos que utilizaron la estrategia antiemigrante durante las elecciones primarias no simplemente les fue mal, sino que su mensaje radical y racista contagió a los candidatos moderados y, por ende, alteraron la consigna electoral.
La candidata a gobernadora por el Partido Republicano, Meg Whitman, quien tuvo una digna carrera profesional liderando uno de los negocios más productivos de Internet, tuvo que embarrarse de lodo político para vencer a su contrincante.
A un principio, Whitman había mostrado ser una candidata moderada y moderna. Sin embargo, una vez que su contrincante de equipo, Steve Poizner, empezó a llamar la atención de las bases conservadoras con una campaña fundada contra los inmigrantes y contra la comunidad latina, la ex jefe de E-Bay empezó también a aflojar su frente moderado y finalmente sucumbió ante la radicalidad de su partido.
Whitman fue clara vencedora de los republicanos en las elecciones recientes, pero su campaña política tendrá que hacer un giro de 180% si pretende cultivar el apoyo de la comunidad latina.
A pesar de que el destino legal de los inmigrantes indocumentados depende casi en su totalidad de lo que deciden los políticos en Washington, la opinión de la máxima autoridad en el estado es importante, especialmente después de lo acontecido en el estado de Arizona.
En las elecciones primarias para la senaduría de California sucedió lo mismo, aunque no con la misma radicalidad de las elecciones estatales. Carly Fiorina, amplia ganadora del Partido Republicano, tendrá que, al igual que Whitman, rehilvanar su campaña política y abandonar la retórica antiemigrante si quieres tener aspiraciones serias para destronar a la Senadora Barbara Fox.
Tanto Whitman como Fiorina tienen que volver a sus bases económicas, no simplemente para buscar el voto de la población latina, sino porque el estado necesita de personas pudientes que puedan resolver los problemas económicos del estado.
Una gran parte del voto californiano está concentrado en el centro del espectro político. Es decir, no son ni demócratas ni republicanos. A estas personas les interesa poco el amarillismo político que se desarrolla a lo largo de las elecciones. Lo más importante es la estabilidad económica de sus familias; entonces probablemente votarán por aquel candidato que proponga una política económica congruente y un proyecto que nos saque de la crisis económica.
A diferencia de los candidatos demócratas, Whitman y Fiorina tienen el respaldo profesional para convertirse en verdaderos líderes del gobierno.
Por otra parte, una gran parte de la población electora de California está cansada de los políticos profesionales.
Lamentablemente para Jerry Brown y Barbara Fox, candidatos a la jefatura del gobierno estatal y al Senado federal, respectivamente, la población californiana sabe que los dos son símbolos del profesionalismo político. A pesar de que sus políticas son constructivas y progresivas, sus años en el gobierno son más una debilidad que síntomas de aplomo y fuerza.
La retórica en las elecciones de Noviembre tiene que cambiar. Si se mantiene por el lado económico, los republicanos tienen la delantera. Y si las bases republicanas insisten con la retórica radical antiemigrante, sus candidatos sufrirán serios contratiempos con los electores indecisos y la comu-nidad latina.