Coleste… ¿qué?
LA COLUMNA VERTEBRAL
El Soporte Informativo Para Millones de Hispanos
Por Luisa Fernanda Montero
¡Colesterol! ¿Del bueno, del malo, alto, bajo? Hay para escoger. Y la verdad a veces se complica entender de qué se trata en realidad y en qué consiste el equilibrio que debemos mantener para disminuir nuestros riesgos de sufrir enfermedades cardíacas, mejorar nuestra salud y claro, sentirnos mejor.
Vamos por partes, ¿Qué es el colesterol?
El colesterol es una sustancia grasa que el cuerpo utiliza para proteger los nervios, formar tejidos celulares y producir ciertas hormonas. El hígado produce el colesterol que el cuerpo necesita pero éste también nos llega a través de los alimentos que consumimos, como huevos, carne y productos lácteos.
Seguramente has escuchado que los altos niveles de colesterol son un riesgo para su salud, eso es cierto, pero y ¿Cuál colesterol? El malo.
Existen dos tipos de colesterol, lo que los diferencia es el tipo de lipoproteína que lo transporta – un compuesto formado por proteínas y lípidos; así, tenemos la Lipoproteína HDL, por las siglas en inglés de High Density Lipoprotein o Lipoproteína de Alta Densidad y la Lipoproteína LDL o Lipoproteína de Baja Densidad, Low Density Lipoprotein.
Pero para entendernos mejor y más fácilmente hablamos del colesterol bueno y el malo. La Lipoproteína LDL corresponde al llamado colesterol “malo” y hace que el exceso de colesterol se acumule y se adhiera a las paredes arteriales, es decir al interior de nuestras venas.
Entonces cuando el médico habla de niveles de colesterol altos, se refiere a que los niveles de colesterol malo están por encima de lo normal, y ya sabemos que eso es un factor de riesgo para las enfermedades del corazón.
¿Qué hacer?
Si tus niveles de colesterol malo están altos, hay que hacer ciertos cambios. Es muy importante el consumo de fibra – al menos diez gramos al día – presente en ciruelas, granadillas, naranjas, guanábanas, vegetales de color verde y cereales, entre otros.
La palabra mágica si tienes el colesterol alto: ajo. Al menos medio diente de ajo al día puede – según los expertos – hacer milagros.
Si te gusta la leche, pre-fiérela descremada y evita las grasas saturadas – salsas, comidas rápidas, fritos, alimentos de paquete – despídete del tocino y recuerda que el consumo máximo de grasas saturadas no debe superar el 10% de las calorías diarias totales.
Evita también el exceso de alimentos de origen animal, sobre todo la carne roja, prefiere la carne de aves y pescados y enamórate de las almendras, el aguacate y el aceite de oliva.
Ahora bien, ¿qué pasa si el problema es con el colesterol bueno? resulta que los niveles de colesterol bueno o HDL pueden estar demasiado bajos y eso no es conveniente.
Estudios epidemiológicos muestran que altas concentraciones de HDL – superiores a 60 miligramos por decilitro – tienen una carácter protector contra las enfermedades cardiovasculares, como la cardiopatía isquémica o el infarto de miocardio y las bajas concentraciones de HDL – por debajo de 35 mg/dl – suponen un aumento del riesgo de estas enfermedades, especialmente para las mujeres.
¿Qué hacer? De nuevo, el ajo debe ser tu mejor amigo y será muy bueno iniciar una cordial relación con la cebolla, el pescado azul, el aceite de oliva, las manzanas, las zanahorias y las legumbres. Claro, hay que dejar de fumar.
En Estados Unidos, cada 39 segundos, un adulto muere a causa de una enfermedad cardiovascular como un ataque cardiaco o un accidente cerebro vascular. Las enfermedades cardiovasculares cobran la vida de más de 800,000 adultos cada año y 150,000 de ellos tienen menos de 65 años. Cuidarse vale la pena.