El Día del Juicio de la discreción ejecutiva
El congresista Luis Gutiérrez volvió al Sur del país para apersonarse de la situación de Gabino Sánchez, el indocumentado mexicano al que salvó de la deportación en un tribunal de Charleston, Carolina del Sur, y al que acompañó a su primera presentación ante a la Corte de Inmigración de Charlotte, Carolina del Norte.
Aquí, en la ciudad donde yo vivo, a donde fue transferido su caso, un juez y los funcionarios judiciales de ICE, determinarán el próximo martes 15 de mayo, cuál será el destino del albañil, que llegó a Estados Unidos siendo un adolescente.
Por eso, Gutiérrez vino a Charlotte, para preparar el terreno de lo que según, el propio legislador federal, será un martes histórico.
Ese día se sabrá si el memorando de John Morton, jefe del Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE), que plantea priorizar las expulsiones de los indocumentados criminales en lugar de enfocarse en personas inofensivas como Gabino, tiene algún peso.
Eso fue lo que le dijo Gutiérrez a los medios de comunicación en español, teniendo a su lado a Gabino, a Laura, la esposa del inmigrante y al hijo mayor de los dos, Roger, que bordea los 7 años.
El representante a la Cámara por Illinois fue extremadamente claro: lo que está en juego es ver si la acción más osada que ha tomado la administración Obama para aliviar la separación de familias, que es la discreción administrativa, se cumple.
Cuando se dio conocer el memorando de Morton, en junio de 2011, fue percibido como la primera acción tangible del gobierno del actual presidente, de quemarse las barbas, por los hispanos en el asunto migratorio.
El Departamento de Seguridad Nacional (DHS) y los funcionarios de la agencia dedicada a la expulsión de inmigrantes sin estatus, estaban marcando un rumbo diferente, al de las deportaciones insensibles e incondicionales que alcanzaron números sin precedentes.
Hubo quienes agudamente interpretaron las nuevas directrices, como una jugada electoral del presidente para congraciarse con los votantes latinos, tras su fracaso en impulsar y aprobar la reforma migratoria y tampoco lograr pasar el Dream Act, como el estertor final de su mayoría demócrata, en ambas cámaras.
Pero el mensaje de la administración de Obama fue aún más contundente, cuando ratificó que la nueva política era una orden para todos los funcionarios de ICE y que incluso se revisarían 300 mil casos pendientes en la cortes, para evidenciar que su prioridad era la de sacar a los inmigrantes criminales del país y no a los buenos.
Desafortunadamente, la distancia entre las buenas intenciones de algunos funcionarios del gobierno actual se estrella contra la cruda y dura realidad.
Conversando informalmente con gente allegada a la corte de inmigración de Charlotte, fue claro que no se les había informado del memorando de Morton.
En el caso de Gabino la solución debería ser simple: que los fiscales adscritos a ICE retiraran el caso contra el indocumentado que terminó enredado en este lío por carecer de licencia de conducir y manejar sin el documento. ¿Posible? No lo sé. El problema es que el caso de Gabino subió a un tribunal de inmigración y los jueces son autónomos y no tienen porque seguir una directriz del ejecutivo.
Los que saben me han dicho que el caso de Gabino ha debido quedarse en la Oficina Ejecutiva de Revisión de Inmigración (EOIR), que si deben seguir las directrices del presidente, de Janet Napolitano, la secretaria del Departamento de Seguridad Nacional (DHS) y de Morton.
Ahora, el reto de los oficiales de ICE es desempantanar casos como el de Gabino para que la credibilidad del presidente entre los latinos no termine mancillada, “en la punta del cerro”.
Gutierrez ha pedido que la comunidad charlotense se presente en masa en las afueras de la corte, el día de la audiencia de Gabino.
Amanecerá y veremos, si Edward, el chiquitín de los Sánchez, de un añito, puede ser criado en este país —donde nació— por sus padres.