El ministerio hispano en la encrucijada
Se acerca el final del 2011 y en este año hemos celebrado, aunque sin hacer mucho ruido, el 40º aniversario del establecimiento de una Oficina para Asuntos Hispanos en la sede de la Conferencia de los Obispos en Washington, DC. Para ser fieles a la verdad, la oficina no tiene su origen aquí pero merece la pena celebrar este hito en el camino que, además, augura varios aniversarios importantes que se avecinan en 2012.
Muchos fueron los esfuerzos para establecer una Oficina nacional para Asuntos Hispanos. En 1945 el National Catholic Welfare Council (NCWC) estableció el primer Comité de Obispos para los Hispanoparlantes –con su correspondiente oficina—en San Antonio, Texas, bajo los auspicios del entonces Arzobispo Robert E. Lucey. El enfoque principal del comité era velar por las necesidades de los trabajadores migrantes en el suroeste de los EE.UU. En las décadas de los años 40 y 50 muchas diócesis en el oeste y suroeste del país establecieron concilios locales para los católicos de habla hispana. En 1968, con la reorganización del NCWC (el origen de lo que hoy se conoce como la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos, USCCB sus siglas en inglés), la oficina se convirtió en la División para los Hispanoparlantes bajo el Departamento de Desarrollo Social de NCCB (National Council of Catholic Bishops, su siglas en inglés). La oficina continuó localizada en San Antonio.
Finalmente en 1971, la oficina se trasladó a Washington con el objetivo de ayudar a los obispos en su respuesta a las necesidades pastorales y sociales de un número creciente de católicos hispanos presentes en todo el país. La misión de la oficina era abogar por las necesidades pastorales y asuntos de política pública que afectaran directamente a la comunidad hispana. Este mandato iba claramente más allá de la mera preocupación por las necesidades materiales y sociales, poniendo el énfasis en la necesidad de un esfuerzo organizado y consciente para atender a las necesidades pastorales. Así, en 1974 la División para los Hispanoparlantes salió del Departa-mento de Desarrollo Social para convertirse en el Secretariado para Asuntos Hispanos de NCCB. En 2008, una nueva reorganización de la conferencia episcopal puso el Comité y el Secretariado para Asuntos Hispanos dentro del más amplio Secretariado de Diversidad Cultural en la Iglesia. Ambos continúan operando hoy dentro de éste como Subcomité y Oficina para Asuntos Hispanos respectivamente.
Monseñor Joe Vasquez, obispo de Austin, Texas, realizó un buen resumen de la historia y logros del ministerio católico hispano en tiempos modernos en una reunión a finales de Septiembre en San Antonio con organizaciones nacionales y regionales dedicadas al servicio de los hispanos. Sus comentarios (en inglés) se pueden encontrar el blog de medios de USCCB (http://usccbmedia.blogspot.com).
En nombre del Subcomité para Asuntos Hispanos, Mons. Vásquez también enumeró algunos retos que se avecinan e invitó al liderazgo de estas organizaciones a pensar los pasos necesarios para adaptar sus estructuras organizativas y de liderazgo así como sus servicios a los requerimientos de una nueva época.
Como la Oficina para Asuntos Hispanos, la historia del ministerio hispano en el país también ha evolucionado produciendo diferentes estructuras y estilos de liderazgo para enfrentar los retos de cada momento.
Hay muchas razones para tener esperanza en los resultados de esta reunión que dio inicio a una reflexión amplia sobre las estructuras existentes y las nuevas exigencias. Este diálogo, que ahora continua a nivel de las organizaciones participantes — incluyendo estructuras regionales, diocesanas e institutos pastorales—apunta también hacia nuevas oportunidades de colaboración en las cuales universidades y fundaciones probablemente tendrán mayor protagonismo. Asímismo los movimientos apostólicos, que juegan ya un papel importante, verán crecer su función como socios indispensables en la nueva evangelización de los hispanos.
En este sentido, Mons. José Gomez, arzobispo de Los Ángeles, recientemente realizó un llamado a “recuperar el sentido de asombro y posibilidad que inspiró la primera evangelización de nuestro continente.” El arzobispo realizó estos comentarios el pasado 11 de octubre en la Conferencia Inaugural sobre Ministerio Hispano y Teología que se realizó en la Universidad Loyola Marymount en Los Ángeles. También dijo que los católicos hispanos están llamados a ser “líderes espirituales y morales” en la “nueva evangelización de los Estados Unidos” y que “Estados Unidos necesita el testimonio de los católicos hispanos para la renovación de su espíritu nacional.”
Mientras esperamos a ver qué sale de este encuentro en el emblemático Mexican American Catholic College (o MACC, antiguamente conocido como Mexican American Cultural Center)—de por sí toda una institución en la educación y promoción del liderazgo para el ministerio hispano el país—nos alistamos ya también para varias celebraciones importantes que se avecinan durante el próximo año, a saber: el 40º aniversario del Primer Encuentro Nacional de Pastoral Hispana; el 20º aniversario del primer Congreso de Raíces y Alas; el 20º aniversario de la creación de la Asociación Nacional Católica de Directores Diocesanos del Ministerio Hispano (NCADDHM, siglas en inglés); y el décimo aniversario de la publicación de “Encuentro y Misión: Un marco pastoral renovado para el ministerio hispano” (Sí, ¡ya han pasado diez años!)
Con todos estos aniversarios y los diálogos que se están produciendo por todo el país, los católicos hispanos probablemente estaremos haciendo algo de ruido en los meses venideros y la invitación a colaborar y a acompañarnos a celebrar no se hará esperar. Por lo mientras, los llamados a la convocación de un evento y de un proceso consultativo al nivel local, regional y nacional son cada vez más fuertes y frecuentes. Quizá sea tiempo de un Cuarto Encuentro, o quizá de algo nuevo. Independientemente de la forma final que adopte o del nombre, lo cierto es que algo se está fraguando. Nos mantenemos atentos y a la espera.