Fiesta agridulce
A un año del arribo de Barack Obama a la Casa Blanca y en la espera del gran festín que recordaría su victoria histórica, los demócratas quedaron decepcionados al darse cuenta que una curul crítica del Senado se fue para el lado de los republicanos.
Los demócratas pensaban celebrar el primer año de Obama con bombos y platillos, con payasos graciosos y piñatas pintorescas, confetis y una ronda de los aguardientes y los vinos más solicitados del país.
Pero no fue así, la fiesta debió ser postergada para otra ocasión. El senador estatal de Massachusetts, Scott Brown, se encargó de convertir las piñatas en unas marionetas incoloras, a las rondas de bebida fina los cambió por una ronda de agua fría. Los payasos, en vez de dirigirse a la Casa Blanca, se fueron a la güarida de los republicanos.
Allí, los idolatrólagos del elefante festejaron a su manera. No echaron la casa por la ventana, pero si brindaron por la senda victoria de Brown. Con su voto en el Senado, los republicanos están casi seguros de doblegar los planes de los demócratas y, asimismo, debilitar los proyectos del Presidente Obama.
Brown y la bancada de su partido estuvieron muy acertados a unos días previos del primer aniversario del Presidente Obama.
En una contienda electoral muy sonada por la senaduría de Massachusetts, Brown se enfrentó a la demócrata Martha Coakley, Procuradora General de ese estado. No sólo logró vencerla, sino que también despojó a los demócratas de la supermayoría que poseían en el Senado.
Analista políticos especialistas en la materia consideran que el equipo de Coakley cometió errores imperdonables en su corta campaña hacia el congreso federal. A tres semanas de las elecciones tenía una diferencia de dos dígitos con relación a su contrincante.
Sin embargo, a medida que nos aproximamos a las elecciones, los datos estadísticos se revirtieron dramáticamente.
La clave del cambio fueron los electores independientes. Muchos de ellos sintieron que Coakley era una persona bastante vanidosa, creída, y que raras veces demostró tener cordura con la gente común y corriente.
Al final, los demócratas se quedaron con 59 representantes en el Senado, uno menos para detener de la codiciada supermayoría.
La victoria de Brown reduce la capacidad de los demócratas de aniquilar a los senadores que actúan como . Este rol, característico del Senado en el sistema político norteamericano, permite a los representantes de la cámara alta bloquear medidas y programas de gobierno a partir de un discurso sin descanso, una vez que hacen uso de la palabra en el estrado. Sólo se les puede interrumpir con un cloture o el voto 60 de los 100 senadores.
La llegada de Brown al Senado rompe precisamente la supermayoría de los demócratas en el Senado.
No sólo el proyecto de seguro universal está en peligro, sino que algunas medidas, como una ley migratoria integral, se encuentra a riesgo de nunca ser implementados.
Por otra parte, la victoria de Brown nos da un avance de lo que podría ocurrir en las elecciones de noviembre. Algunos demócratas estarán buscando afianzar su dominio en el sistema político, mientras que los republicanos estarán en la búsqueda de debilitarlos. Los demócratas tienen mucho que aprender de esta derrota.
Humberto Caspa, Ph.D., es profesor universitario. E-mail: hcletters@yahoo.com