¿Fracaso migratorio, quién tiene la culpa?
El miércoles 13 de noviembre, John Boehner (R-Ohio), líder Republicano de la Cámara de Diputados, anunció que dicha cámara no discutirá este año una propuesta de ley sobre migración. O sea, otro año más sin reforma y con millones de indocumentados en el limbo.
De inmediato, la propaganda Demócrata acusó a los conservadores de impedir un cambio en la ley de migración. Pero veamos en detalle, son solamente los Republicanos los únicos responsables de este fracaso?
En principio si. En abril de este año, el Senado aprobó su propuesta de ley de reforma migratoria, la S-744, llamada “Border Security, Economic Opportunity, and Immigration Modernization Act of 2013”. El paso siguiente era que la Cámara de Diputados aprobara una propuesta parecida para luego poder conciliar ambas versiones.
Pero los Republicanos, presionados internamente por el sector más fanático del partido, el llamado Tea Party, nunca mostró interés en una reforma migratoria. Al contrario, su desprecio fue evidente.
Porqué los Republicanos dicen NO?
La propuesta del Senado contiene numerosas limitaciones que hubieran dejado afuera a miles, o quizá a millones, de indocumentados, creando una clase aún más baja y miserable de trabajadores.
Esto sin contar con una espera de aproximadamente 13 años para lograr la residencia ya que mientras tanto, los indocumentados pasarían a ser residentes temporales. Durante esos años no podrían recibir beneficios. Para solicitar la ciudadanía, deberían esperar otros cinco años más. En total, y si todo sale bien, un indocumentado con buenos antecedentes y empleo, tendría que esperar 18 años para solicitar la ciudadanía.
A esto le llaman “camino a la ciudadanía”. En serio?
Por supuesto, también exigía multas. Claro, por ser “criminales”, los indocumentados deben ser castigados más aún. Aparte de la espera, multa! Sí señor, nada de contemplaciones!
Esta propuesta de ley también hubiera permitido que más trabajadores especializados extranjeros ingresen con contratos —exigencia de la industria tecnológica— y se ampliaría el sistema de jornaleros agrícolas temporales, sin que se establecieran protecciones laborales.
O sea, una propuesta al servicio de los empleadores.
Esta es la propuesta del Senado señalada como ejemplo de trabajo bipartidista y a la que sindicatos, organizaciones, la iglesia católica y activistas pidieron apoyo!
Es curioso que siendo la propuesta del Senado hija de un acuerdo corporativo —sin la menor participación de inmigrantes—, los con-servadores le dijeron “no”.
Los diputados Republicanos no querían, ni quieren, pasar una sola ley, sino una serie de leyes dedicadas a cada parte del tema migratorio.
Por ejemplo, una dedicada a la protección fronteriza, luego otra dedicada a trabajadores temporales, etc.
Esta es una diferencia mas bien práctica. Pero es una táctica para impedir el debate de una propuesta de ley y de paso decir que no se oponen a dicha reforma migratoria.
El problema principal radica en que los Republicanos se niegan al llamado camino a la ciudadanía, solo aceptarían la residencia legal para los indocumentados, quizá con la intención de detener el crecimiento de la población de color.
Una gran cantidad de indocumentados —quizá la mayoría— son latinos. Y los latinos votan principalmente por el Partido Demócrata. Obviamente, a los Republicanos no les interesa ayudar a que más latinos se hagan ciudadanos y voten en su contra!
Otra razón es el comportamiento de “macho” que tanto le gusta a los Republicanos. Prepotentes, arrogantes y acostumbrados a hacer lo que quieren, a los conservadores no les gusta dar explicaciones y miran al resto de la población desde arriba.
Y finalmente, hay que decirlo, los Republicanos evidentemente odian a Obama y se oponen a todo lo que él propone y dice. Racismo? Ignorancia? Cada uno que saque su conclusión!
La “ayuda” Demócrata
El presidente Obama prometió luchar por una reforma migratoria durante su campaña electoral previa a las elecciones de 2008. Sin embargo no movió un dedo en este sentido durante su primera presidencia.
Al ser reelegido en 2012, Obama decidió cumplir esta promesa y presionó a sus compañeros de partido a trabajar en este sentido —mientras aumentaba la cantidad de deportaciones hasta llevarlas a un récord histórico de más 400.000 deportados por año.
Finalmente, el Senado aprueba en abril 2013 una propuesta que representa los intereses empresariales y se olvida de los inmigrantes.
No se podia esperar menos. Quienes participaron de la elaboración de esta propuesta fueron representantes de poderosas corporaciones —como las de las industrias tecnológica y la agrícola—, sindicatos, políticos y, más tarde, organizaciones latinas con base en Washington que no representan a los inmigrantes aunque ellos digan lo contrario.
De esta manera, la reforma migratoria fue dominada “desde arriba” sin consideración a los intereses de “los de abajo”.
Las organizaciones mencionadas, entre ellas National Council of La Raza, America’s Voice, National Immigration Forum y otras, se han apoderado de la voz de los inmigrantes después de los movimientos pro-inmigrantes de 2006 y 2007.
Estas son organizaciones que reciben cuantiosos fondos de las corporaciones a través de sus fundaciones y, lógicamente, nadie muerde la mano que le da de comer.
Son ellas las que encabezaron o apoyaron proyectos fracasados como el aceptar el mensaje conservador de reforzar la frontera y multar a los indocumentados para, supuestamente, conseguir concesiones de los Republicanos.
Después apoyaron RIFA (Reform Immigration For America, http://www.reformimmigrationforamerica.org), un ambiguo esfuerzo pro-reforma migratoria que fue más bien usado para apoyar campañas electorales Demócratas como la del senador Harry Reid en 2010 —Por ejemplo, enviando “simpatizantes” desde California para ayudar en la campaña.
Este accionar contribuyó a la paralización del movimiento pro-inmigrante.
Las organizaciones de base, limitadas en recursos, no pueden competir ni contra-rrestar el comportamiento pro-corporativo de las organizaciones de Washington.
Un detalle importante a considerar es que muchas de las coaliciones formadas en diferentes ciudades para coordinar el movimiento pro-inmigrante están hoy distanciadas. Los egos y territorialidad de algunas organizaciones y activistas llevó a la fractura de las alianzas.
Estas divisiones contribuyeron a que las organizaciones pro-empresariales de Washington se adueñen de la voz inmigrante y la “represente”.
Qué hacer?
La propuesta de ley aprobada por el Senado refleja la tendencia de lo que sería una posible reforma migratoria futura, aunque quedaría por ver qué concesiones adicionales se haría para lograr el apoyo conservador.
Esta propuesta es incluso más represiva que la llamada “Kennedy-McCain” de 2007, que tampoco pasó por la oposición Republicana y el poco apoyo Demócrata.
En otras palabras, cualquier propuesta tendrá como objetivo el aumento de la productividad económica por medio del uso y abuso de la mano de obra inmigrante, con serias limitaciones a las posibilidades de obtener la ciudadanía, al menos a corto plazo.
Ante esta situación, la voz de los inmigrantes no cuenta. Si en 2006 la escucharon es porque el movimiento fue masivo y unificado. Pero duró poco debido a su falta de liderazgo y unidad, situación que fue aprovechada por las ya mencionadas organizaciones “hispanas” que se presentaron a sí mismas como la voz de los inmigrantes.
Las organizaciones de base y los activistas deberían dejar de lado sus diferencias y acercarse para crear una agenda común y así poder alzar la voz del inmigrante para poder ser parte del debate y poder obtener algunas concesiones.
No es imposible, aunque sin duda tampoco es fácil. Pero la falta de la voz de los inmigrantes es dramática e inaceptable. Diez millones de personas merecen mucho más.