Ganamos la Guerra
Felicidades por haber ganado la guerra; sin ti hubiera sido imposible vencer al enemigo.
Cada uno de nosotros contribuimos desde nuestra respectiva trinchera a restablecer el orden y la congruencia.
Con nuestras acciones cambiamos el rumbo de una historia que tenía todos los tintes de acabar en una tragedia.
Nuestra táctica de presión y convencimiento surtió efecto aunque no fue nada fácil someter la conciencia del usurpador al que nos enfrentamos.
Fueron casi tres años de una lucha encarnizada que finalmente nos llevó a enarbolar la bandera de la victoria.
Debo reconocer que en algún momento pensé que esta guerra terminaría por sepultarnos a todos.
A lo largo del conflicto perdimos batallas muy importantes y sufrimos derrotas muy duras de las que creí no nos levantaríamos.
Afortunadamente, nuestros últimos ataques lograron debilitar al enemigo que no tuvo más remedio que rendirse a nuestros pies.
La prueba fehaciente de nuestra victoria se dio en territorio ruso y millones de personas en todo el mundo se percataron del cambio que logramos establecer.
Los periodistas con sus sistemáticas e implacables columnas de opinión, y los aficionados expresando sus más hondos sentimientos, lograron someter a Juan Carlos Osorio.
En el Mundial de Rusia, el entrenador de la selección mexicana se vio obligado a abandonar su loca y excéntrica estrategia de rotaciones.
Tras el histórico triunfo ante Alemania, Osorio solamente hizo un cambio a la alineación que presentó en el segundo partido de la fase de grupos ante Corea del Sur.
El estratega colombiano tuvo que tragar derrotas muy amargas, críticas implacables e insultos personales para entender que su sistema de rotaciones era un total fracaso.
El clamor popular y el análisis de los profesionales de la comunicación terminaron por hacer que Osorio recapacitara.
Hubiera sido desastroso que el técnico del Tri continuará con el mismo experimento que le estalló en la cara en la Copa América Centenario y en la Copa Confederaciones.
Por fin, Osorio entendió que cambiar alineaciones de un partido a otro y poner a jugadores fuera de su posición natural era tan peligroso y arriesgado como jugar a la ruleta rusa.
Al momento de escribir esta columna, México había vencido a Alemania y a Corea del Sur pero todavía no se sabía si el Tri había avanzado a la siguiente ronda del Mundial.
Lo que sí se sabía era que la selección mexicana había ofrecido en Rusia los mejores dos partidos en la era Osorio.
Abandonar el sistema de rotaciones no hizo más que legitimar las críticas que se le lanzaron a Osorio desde importantes plataformas editoriales.
En esta guerra de presión, el periodismo jugó un papel muy importante y desde esta trinchera es que hicimos todo lo posible para promover el cambio de pensamiento del entrenador del Tri.
Es importante entender que un periodismo independiente, aliado con una sociedad libre, puede conformar la fórmula de un cambio revolucionario, no solo en el deporte, sino en cualquier actividad del ser humano.
Te felicito por haber sido parte de esta guerra, por haber sido factor indispensable del golpe de conciencia que sufrió el empecinado técnico de la selección mexicana.