Golpes en el Corazón
Las imágenes que presenta el video son desgarradoras.
Un padre golpeando a su hija mayor de edad, tirada en el piso y llorando desesperadamente.
Ni ante su propia sangre, el energúmeno pudo contener la ira que siempre lo ha caracterizado.
Tiene fama de ser un hombre rudo, frío y autoritario.
A todos esos adjetivos, hoy habría que sumarle el de cobarde.
El entrenador colombiano Jorge Luis Pinto es reconocido como un gran estratega, pero la mayoría de los jugadores que ha dirigido lo repudian por la forma déspota en que los trata.
El actual técnico de la selección hondureña de fútbol se formó profesionalmente en Alemania.
En ese país, Pinto absorbió la férrea disciplina táctica que imbuye a los equipos germanos.
No conforme con haberse convertido en un entrenador con mano de hierro al que le gusta tomar posturas dictatoriales, Pinto traslado ese carácter militarista a su seno familiar.
El mes de abril pasado, Pinto se encontraba en su residencia de Bogotá, cuando se presentó el penoso incidente con su hija Verónica.
La joven mujer está casada con el congresista colombiano, Andrés Felipe Villamizar.
En Colombia se conoce perfectamente que Villamizar abusa físicamente de Verónica, se sabe que la golpea, se sabe que la maltrata.
En su desesperación, Verónica visitó a su padre para exponerle que quería divorciarse de su esposo.
Durante la álgida conversación, Verónica comenzó a llorar incontrolablemente y expresó a su padre estar cansada de ser víctima de la violencia doméstica.
Cuando Pinto escuchó que se quería divorciar, el técnico le dijo a su hija: “No, pero cómo eso, eso no”.
En lugar de respaldar a su hija para que saliera de esa relación en la que es abusada, Pinto trató de persuadir.
Cuando Verónica se dio cuenta que su padre no apoyaba su decisión de divorciarse, la joven se echó a llorar en el piso y fue entonces que Pinto le atizó tres fuertes puñetazos.
La escena fue grabada por el esposo de Verónica, y aunque tardó cuatro meses en salir a la luz pública, el video por fin se dio a conocer en las redes sociales.
Ante la vergüenza de haber sido desenmascarado, Pinto saltó a la palestra para tratar de justificar la agresión en contra de su propia hija.
“Fue la actitud de un padre desesperado que, en circunstancias extraordinarias, buscó hacer entrar en razón a su hija, que vivía un momento de crisis emocional”, explicó el estratega.
Pinto subrayó que los momentos de depresión que vive su hija tienen origen en sus conflictos conyugales.
“El video se ha querido utilizar como una distracción de la verdadera problemática”, afirmó Pinto.
En ningún momento de su declaración, el técnico colombiano ofreció disculpas a su hija y mucho menos puso a disposición de la Federación Hondureña de Fútbol su renuncia.
Al escudarse en la problemática de su hija, que vive en el infierno de la violencia doméstica, Pinto se convirtió en protagonista y cómplice de una novela que tiene visos de terminar en una irreparable tragedia.
Como padre, Pinto fracasó al no tenderle la mano a su hija para sacarla de las garras de la violencia doméstica.
Como padre, Pinto cometió el pecado más grande que existe: traicionar a su propia hija.