Graduaciones precarias
Las graduaciones están a la vuelta de la esquina. Los estudiantes universitarios están a punto de dejar ese umbral de libros y las salas de instrucciones académicas.
Muy pronto se insertarán al mundo del mercado laboral, el cual atraviesa un proceso de sequía y desempleo.
Una caricatura de dice, aunque con mucha ironía, la verdad de las graduaciones universitarias. “Si, a mi también me dieron una solicitud de desempleo”, ilustra el pequeño dibujo en la sección de editoriales.
La realidad no es tan óptima para el nuevo profesional. Lamentablemente, una vez graduados ya no encuentran los medios eficaces en el mercado de trabajo para desarrollarse profesionalmente.
Antes, un título de licenciatura servía para conseguir un trabajo que permitía solventar a la familia y vivir de una manera holgada. En esos tiempos, la universidad marchaba de la mano con los cambios tecnológicos y el mercado laboral.
Durante la década de los 1960 y 70, California tuvo una bonanza en el sector aeronáutico a través de contratos federales con las empresas privadas. Otros sectores económicos se alimentaron con dichas inversiones.
Asimismo, la población californiana creció y con ello también surgieron otras fuentes de trabajo en el sector restaurantero, de producción, turismo, comercio, etc.
Muchos ingenieros empezaron a ser reclutados por diversas empresas afiliadas a la producción de aeronaves. Las universidades se convirtieron en semilleros de nuevos profesionales de nuestro país.
Los sueldos que ofrecían las empresas eran suficientes para comprar una casa, solventar gastos del hogar, invertir en la educación de los hijos y pasear por el mundo. No había necesidad de buscar títulos de posgrado. Una licenciatura era suficiente para tener una vida con todas las necesidades de la modernidad.
Para los nuevos profesionales, el sueño Americano se esfuma. Cada vez es más difícil mantenerse en la universidad debido a que los costos de colegiatura han aumentado notablemente en los últimos años.
El problema no es tanto del estudiante o del nuevo profesional, sino del sistema universitario y del mercado de trabajo.
Muchas universidades han mantenido su forma tradicional de enseñanza. No han sabido habituarse a los cambios tecnológicos ni a los nuevos descubrimientos.
Los nuevos trabajos requieren de personas técnicas y conocedoras de los nuevos avances tecnológicos. Lamentablemente algunos profesores se resisten en la utilización de estos recursos. En este sentido no hacen más que mancillar el futuro de los nuevos profesionales al no otorgarle los adelantos necesarios.
Tiene que haber cambios estructurales en el sistema universitario. Algunos profesores necesitan cambiar la mentalidad tradicional de enseñanza.
A estas alturas, cuando la universidad pública pierde más subsidio estatal, es el sector privado, a través de becas y oportunidades de trabajo, el que puede poner un alto a los problemas laborales de los nuevos profesionales.
Humberto Caspa, Ph.D., es profesor e investigador de Ecomonics On The Move. E-mail: hcletters@yahoo.com