La Ejecución
Si el ejercicio de planeación fue realizado rigurosamente, es decir, se practicó un diagnóstico realista de potencialidades que incluye la identificación de fortalezas, debilidades, oportunidades y riesgos, y se tiene claridad en los objetivos generales, ahora se deberá proceder a descargarlo en diferentes áreas de actuación por especialidades y categorías.
Considerando una planeación de orden nacional, esta se descompone en acciones de carácter regional y sectorial. Un país está compuesto, por definición, de diferentes áreas geográficas, por tanto, deben considerarse las circunstancias espaciales específicas para aplicar apropiadamente los instrumentos idóneos a esos microuniversos.
Un país como México cuenta con múltiples mini-regiones: el desierto en el norte con clima mediterráneo, la meseta central que registra temperaturas templadas y el sureste de perfiles tropicales. Entonces es necesario identificar los capítulos y las políticas específicas para maximizar el uso de recursos escasos.
Precisamente el éxito de la planeación regional en Estados Unidos y en Francia, es producto de la capacidad de aproximación focalizada; la realización de obras de infraestructura hidráulica permitió al primero poder desarrollar una extensa red de generación eléctrica que suministra energía en forma oportuna y a bajo costo, y para el segundo país, una regionalización equilibrada y autosustentable.
Por cuanto a la sectorización, esta debe contemplar la dotación de recursos naturales para orientar el establecimiento de industrias que puedan disponer de materias primas en forma competitiva. Así, donde hay yacimientos de carbón se fomentará la instalación de fundidoras y armadoras, en los territorios de climas benignos el desarrollo de plantaciones como viñedos, cañaverales o la explotación de ganado y destinos turísticos de gran impacto natural o histórico.
El perfil demográfico es una variable crítica para poder orientar la política social y cultural. Es oneroso enfrentar un poblamiento urbano disperso que encarece la prestación de servicios. La oferta educativa debe ser de calidad y vinculada estrechamente con los requerimientos locales. La presencia y regulación gubernamental debe ser un soporte que favorezca el desarrollo de empresas en un marco de seguridad jurídica y los servicios financieros deben ser suficientes y flexibles.
Si todo lo anterior se ha armado con la exigencia metodológica requerida, se está en condiciones de emprender programas de acción y ejecución para que en plazos razonables se logre una dinámica económica de beneficio generalizado. En la historia reciente, desafortunadamente, no hay evidencia de que esas mentalidades prevalezcan, por el contrario, la improvisación, la inconsistencia y la acción improvisada es notoria y sus nefastos resultados, como las catástrofes recientemente sucedidas en el sistema carretero mexicano. Es momento de corregir y exigir a los futuros gobernantes mayor capacidad y trabajo comprometido.