Las lecciones del 2014
LA COLUMNA VERTEBRAL
El Soporte Informativo Para Millones de Hispanos
Por José López Zamorano
La pausa del fin de año brinda siempre una oportunidad inmejorable para reflexionar sobre las lecciones del año que termina y trazar una ruta de propósitos del año que comienza.
Es innegable que para la comunidad de inmigrantes el 2014 fue un periodo de avances indiscutibles en el camino hacia una legalización plena de las millones de personas indocumentadas en el país, con motivo de la nueva acción ejecutiva anunciada por el presidente Barack Obama.
Hasta 5 millones de personas podrán despojarse del temor diario que representaba la amenaza de una deportación y de una separación de sus familias. Fuimos testigos de casos lacerantes donde el padre o la madre eran repatriados, con el saldo inequívoco de niños estadounidenses dejados en situación de desamparo.
La acción ejecutiva representó un triunfo de la razón y de la moral, sobre un tipo de política partidista que busca hacer de los inmigrantes rehenes de posicionamientos ideológicos anacrónicos que poco tienen que ver con la misión de solucionar las grandes tareas pendientes de los Estados Unidos.
Pero también fue una recompensa a los miles de jóvenes indocumentados, a los soñadores, como la mexicana Astrid Silva y muchos más, que enseñaron a las nuevas generaciones lo que es posible construir intensa pero pacíficamente, a base del ejercicio metódico de sus derechos y de la fuerza ética de sus convicciones.
Su lucha no es solo una reivindicación de justicia para los inmigrantes, sino un recordatorio vivo de las aspiraciones a una sociedad donde no existan grandes segmentos de la población en posición de vulnerabilidad, sujetos a la explotación laboral y económica.
Ello explica porqué su movimiento continúa trascendiendo diferencias raciales, socioeconómicas y generacionales. Las encuestas confirman que una mayoría de los estadounidenses coincide en la razón moral que asiste a quienes favorece una legalización migratoria plena.
Y ninguna evaluación sería justa sin reconocer el valor político de un presidente que, liberado de las ataduras que suele imponer la lógica de la reelección, comprobó nuevamente los alcances de un poder ejecutivo que actúa inspirado en ideales de justicia.
Las acciones del presidente merecieron la reacción inmediata de una coalición de 17 estados del país que buscan declarar inconstitucionales las acciones administrativas del presidente. Entre estos figuran Texas y Florida. Otra demanda fue presentada por el controvertido alguacil del condado de Maricopa, Joe Arpaio.
Mientras un juez de Pensilvania declaró inconstitucional la acción del presidente, otra magistrada federal del Distrito de Columbia desechó la demanda de Arpaio. Se trata de una escaramuza legal que hace más probable que el tema sea eventualmente dirimido en la Corte Suprema de Justicia.
Al mismo tiempo los opositores de las acciones ejecutivas del presidente, los republicanos, tendrán a partir de enero control pleno no solo de la Cámara de Representantes sino del Senado, desde donde tendrán una plataforma ampliada para lanzar un ataque contra la política migratoria presidencial.
Aún antes de asumir el control completo del Congreso, los republicanos organizaron las primeras audiencias sobre el tema migratorio, en lo que constituyó un anticipo de lo que puede esperarse a lo largo del 2015, conforme inicia la cuenta regresiva hacia las elecciones presidenciales del 2016.
El demócrata Luis Gutiérrez, el campeón de la causa de los inmigrantes, tuvo un mensaje para los conservadores: “No tienen autoridad moral para cuestionar lo que hicieron o dejaron de hacer los demócratas, cuando son los primeros en utilizarlo para ventaja política… Si no les gusta lo que el presidente ha hecho, es su responsabilidad ofrecernos una alternativa, más que demonizar y criminalizar a nuestra comunidad de inmigrantes”.
En su última rueda de prensa del año, el presidente dejó abierta la puerta a compromisos políticos con los republicanos en los grandes asuntos pendientes de la agenda nacional, incluida migración. Ahora la nación aguarda ver si quienes toman las decisiones en Washington se ponen a la altura de los sueños y las aspiraciones de la mayoría de los estadounidenses.