“Lettuce Wars”, un libro crucial para conocer la realidad de los campesinos en EE.UU.
Bruce Neuburger trabajó 10 años como jornalero agrícola en los campos de California, entre 1970 y 1980. Mucho más tarde, trabajaría 5 años escribiendo el libro donde sintetiza su experiencia laboral, sus observaciones políticas y sociales sobre la industria agrícola, además de presentar una magnífica descripción del movimiento campesino de los 1960s y 1970s y de las luchas internas por el poder en la United Farmworker (UFW), la organización co-fundada por César Chávez, la cual dirigió de manera vertical hasta su muerte (1927-1993).El tono político de “Lettuce Wars” (Monthly Review Press, 2013) es crítico con lo que Neuburger considera un sistema opresivo, dentro del cual los campesinos se encuentran en el sótano de la estructura social. Por ejemplo, en la página 63 podemos leer, “Cuando la gente habla del ‘heroísmo’ durante la II Guerra Mundial (1939-1945), apenas mencionan —si es que acaso lo hacen— que la victoria militar de EE.UU se logró cuando se abrieron los empleos industriales y de los astilleros para cientos de miles de negros, mientras otros tantos mexicanos vinieron a trabajar en la agricultura”.
En el libro abundan las historias personales de los jornaleros que el autor conoce, sus costumbres, sus gustos, celebraciones, pensamientos políticos, y más. A veces divertidas, otras veces no, estas son historias reales de personas reales que contribuyen al crecimiento económico de la sociedad, a cambio de lo cual apenas reciben lo suficiente como para recuperar sus energías y poder así seguir trabajando.
El autor nació en Nueva York en 1947 y creció en Long Beach, California. Asistió a la Universidad de California Los Angeles (UCLA) y se registró en la reserva del ejército de EE.UU. para evitar ser enviado a la Guerra de Vietnam (1965-1973). Después ingresaría a la Universidad de California Berkeley. Pasó a ser un activista contra la guerra y a fines de los 1960s se radicó en Salinas, California, donde poco después entraría a trabajar como jornalero para mantenerse.
Sus descripciones del trabajo diario en los campos agrícolas se transforman en memorables párrafos que le hacen pensar al lector de qué hablan los políticos cuando describen al trabajo agrícola como “no especializado”.
“[…] Tienes que mantener el cuchillo activo… Clavándolo en la parte inferior de la planta con un corte preciso y rápido, tratando de hacer un tajo suave, después volteas la cabeza de la lechuga para quitarle el exceso de hojas y, si es necesario, haces otros corte para lograr un tallo suave.”
La curiosidad histórica de Neuburger lo lleva a escribir ricos comentarios sobre el origen de ciertos vegetales y cuándo y cómo llegaron a EE.UU.
“El brocoli fue traído a EE.UU. desde Italia a principios de los 1800s pero no se hizo popular hasta los 1920s […] El nombre es de origen italiano y proviene del latín ‘brachium’, que significa brazos, posiblemente debido a la forma en que sus flores se extienden hacia afuera desde el tallo.”
“En los 1960s y 1970s había mucha politización entre los campesinos mexicanos, quizá influenciados por la Revolución de 1910, u otros movimientos”, dice Neuburger durante una entrevista telefónica. “El movimiento campesino de los 1960s y 1970s le dio un espacio y una voz a muchos grupos étnicos en el país… Pero poco a poco la clase dominante retomó el control social”.
Pero “Lettuce Wars” también nos permite conocer de cerca una parte de la historia del movimiento campesino que permanece cubierta de una patina oscurantista: el endiosamiento de César Chávez, creado por sus seguidores.
Aunque Neuburger no pretende cuestionar la importancia histórica de Chávez, expone la transformación de la UFW, que pasa de ser una organización de base a ser una autocracia, y las consecuencias que esto tiene en el movimiento campesino.
En este sentido, presenta dos temas considerados tabú en la UFW: su feroz oposición a los inmigrantes indocumentados durante las huelgas de los 1960s, y las posteriores “purgas” internas, conducidas por el propio Chávez, para quitarse a los “comunistas” de su organización —aunque muchos no lo fueran.
“Lettuce Wars” está escrito de manera ágil y amena, y es uno de los pocos libros bien documentados recientemente publicados dedicados al movimiento campesino del siglo XX que presenta un ángulo diferente al de la “historia oficial” de la UFW y sus seguidores. Otro de los méritos del libro es que les da una voz a muchos campesinos y activistas anónimos que lucharon por la dignidad y por los derechos laborales de los jornaleros y sus familias.
“Lettuce Wars”, cuya traducción al español está en marcha, debería ser de lectura obligatoria para aquellos que desean conocer más sobre sobre los años turbulentos del movimiento campesino y para conocer cómo actúan los intereses agrícolas contra los trabajadores.
Para más información sobre “Lettuce Wars”, visite: www.lettucewars.net o www.facebook.com/LettuceWars