Libia necesita No Flying Zone
Históricamente la política internacional de Estados Unidos ha estado dominada por una filosofía pragmática.
A la hora de la verdad, cuando existe la virtud de realizar cambios estructurales en otras regiones, la postura política del gobierno norteamericano ha estado supeditada a los intereses más poderosos del país.
Lo que sucede actualmente en Libia no es nada del otro mundo. El gobierno de Obama, hasta el momento, no ha querido recurrir a la ONU o a la OTAM para desarrollar una política emprendedora que vigile las atrocidades de la dictadura de Muamar Gadafi.
Se ha hablado de una política internacional de No Flying Zone en territorio libanés, pero los “realistas” pudieron más que los “progresistas” de la Administración Obama.
Mientras la comunidad internacional se cruza de brazos, el régimen dictatorial de Gadafi ha utilizado las fuerzas armadas de su país para reprimir a las fuerzas democráticas.
Este tipo de política –de no hacer nada— está dando un mensaje equivocado al resto de los regímenes dictatoriales del mundo.
En situaciones de crísis políticas, las diversas dictaduras, autocracias y gobiernos totalitarios –Irán, Arabia Saudita, Venezuela, China, etc.— están viendo algunas opciones reales para poner fin a los movimientos democráticos.
Lo sucedido en el Norte de África les da dos opciones claras. Uno, como en Egipto, es rendirse al llamado de la multitud democrática. El otro, como en Libia, es reprimir a la movilización social y mantener el status quo a la fuerza.
No importa si con ello se violan los derechos civiles de la gente, sus libertades individuales o el derecho al reclamo colectivo. Lo que importa es mantener el régimen dictatorial intacto. Si es a la fuerza de las balas y la matanza, no importa.
El régimen de Gadafi estaba al borde de su desaparición. Sin embargo, fue la incapacidad de la comunidad mundial de proceder con una política de No Flying Zone, la que le permitió respirar.
Gadafi está con vida. Y es muy posible, especialmente si las balaceras aéreas contra los rebeldes continúan, sus militares mantendrán control de la situación y dominarán con más represión que antes.
La Administración Obama tiene que recordar lo sucedido en América Latina durante la época de las dictaduras militares. El gobierno norteamericano, se unió a regímenes represores, quienes no sólo contuvieron a los movimientos democráticos de la región, sino que postergaron a este sistema de gobierno por más de tres décadas.
Yo creo que el gobierno de Obama hace mal en no estructurar en una política de No Flying Zone en Libia.
Muchos creerán que dicha política es una intromisión del gobierno norteamericano en otros países soberanos.
A esta gente hay que recordarle que el mundo cambió radicalmente con la globalización económica, el Internet, y otros cambios revolucionarios en la tecnología. Nuestra política internacional también tiene que adecuarse a esos cambios.
Una política de No Flying Zone en Libia, más allá de una intromisión, es una política que vigila los derechos humanos de las movilizaciones democráticas.