Licencia para torturar
El caso del joven estudiante universitario que fue “accidentalmente” abandonado por la DEA ( Drug Enforcement Agency) en una celda de 5 x 10 pies sin comida ni agua por cinco días acá en San Diego es inaceptable y ninguna disculpa formal aunque viniera del Director de esa oficina de gobierno como efectivamente ha sucedido, le va a devolver o va a resarcir a ese joven de los horrendos cinco días de desesperación vividos en ese oscuro lugar en el que fue tratado de manera cruel, inhumana y degradante con las consecuencias y detrimentos en su salud física y mental que eso implica.
¿Cómo le llamaríamos a ese “Abandono accidental” de los agentes de la DEA? ¿Negligencia? ¿Indiferencia? ¿Incapacidad?
Este maltrato inmisericorde contra este joven de solo 23 años demuestra la falta de profesionalísmo de los agentes que participaron en esa detención y su falta de conocimiento básico de derechos humanos en el tema de sospechosos y prisioneros, su falta de respeto por la dignidad e integridad de los detenidos que aún en el supuesto que fueran culpables siguen siendo seres humanos y por tal razón deben observarse los procedimientos de interrogación previstos y aceptados por los convenios internacionales como la “Convención contra la Tortura” y otros tratos o penas crueles, entre otras convenciones y tratados… No está de más recordar que vivimos en un mundo supuestamente civilizado con leyes que legislan a favor de los ciudadanos libres y también a favor de los ciudadanos privados de libertad o que han cometido algún delito lo que al parecer no es el caso del Joven Daniel Chong a quien no se formuló ningún cargo penal y que aunque así hubiera sido todavía seguía teniendo el derecho a ser tratado como un ser hu-mano. Es de conocimiento público que al gobierno americano (en los tiempos de Bush) se le levantaron cargos por practicar un método de tortura conocido como el de la “Rendición extraordinaria” y uno de los casos más conocidos es el del ciudadano canadiense Maher Arar nacido en Siria y nacionalizado canadiense quien fue detenido bajo sospecha de ser terrorista en un aeropuerto americano y enviado a Siria donde fue torturado. En el tema que nos ocupa, al joven Chong no se le envió fuera de Estados Unidos ni a ningún otro sitio para torturarlo, a él se le torturó como si hubiera estado en una celda común en Abu Ghraib en Bagdag – Irak pero acá en San Diego, California; allí se le dejó, sin comida ni agua, en un pequeño espacio en el que no podía siquiera abrir los brazos, totalmente incomunicado, sin servicio higiénico, sin cama, ni luz , lugar del que fue rescatado cuando ya estaba a punto de desfallecer y morir.
Dice la frase que una forma de hacer justicia es no olvidar. Ojala que sus derechos sean reivindicados de manera drástica para que este lamentable y vergonzoso hecho no se vuelva a repetir, los abogados del joven tienen material de sobra para reclamar, esperemos que el sistema judicial responda a la altura de las circunstancias y finalmente compense al joven de lo sufrido aunque nunca pueda volver a ser quien fue. Las consecuencias de la tortura son graves no solo para el que las sufre sino para la sociedad que las ejerce ya que estos actos violatorios nos retroceden a las épocas del caos de las sociedades rudimentarias en las que los fuertes que ostentaban el poder avasallaban a los débiles y vulnerables. No esperemos pues que esto le suceda a algún familiar nuestro o a nosotros mismos para reaccionar. Estaremos pues atentos a los resultados de este proceso legal.