Marisol Rerucha: Forjando Caminos
Al haber sido una estudiante que casi desperdicia su oportunidad de realizar sus estudios, Marisol Rerucha ha tomado sus experiencias para conectar con estudiantes y crear ambientes en donde pueden aprender y sentirse valorados.
“Quiero ser la persona que identifica a los niños que están batallando por que no siempre son los que hacen más ruido”, dijo a La Prensa San Diego.
Rerucha ha trabajado en una amplia gama de roles relacionados a la educación, desde ser maestra de inglés en la preparatoria Montgomery hasta su cargo actual como gestora de programas técnicos y de carreras para estudiantes en detención juvenil por medio de la Oficina de Educación del Condado de San Diego.
Y aunque parezca poco probable que alguien quien ha hecho de la educación su vocación haya sido alguien con mal desempeño escolar, Rerucha dijo que estuvo cerca de no graduarse de la preparatoria debido a su entorno.
“Yo fui a la Preparatoria San Diego al final de los 80s y principio de los 90s, me gradué en 1992, y eso fue durante la época más fuerte de los problemas de pandillas”, recordó. “Tenía un promedio del 0.5 y amigos en una situación igual y nadie trató de sacarnos de eso”.
Como hija de la activista y administradora escolar Irma Castro y el muralismo chicano Abran Quevedo, Rerucha reconoce que siempre tenía un buen ejemplo en casa y estaba consciente de las oportunidades que la universidad le podría abrir.
“Mis padres tenían sus maestrías; tuve ejemplos a seguir fenomenales”, aseveró.
Con un promedio casi insalvable y un embarazo no esperado en su adolescencia, Rerucha se dio cuenta que su familia quería más para ella. Pero fue la realidad de ser madre lo que la impulsó realmente a buscar un cambio.
“Pensé acerca en quien quería que mis hijos fueran y decidí yo ser esa persona, así que conseguir mi educación y hacer una diferencia en el mundo fue el camino que elegí”, confesó. “Embarazarme hizo que me ponga las pilas y mi hija se convirtió en mi motor”.
Tras completar cursos de regularización y dejar a sus malas amistades, Rerucha logró graduarse y se matriculó en Southwestern College, donde se puso la meta de volverse una educadora.
Rerucha luego entró al mundo de la educación tras haber sido una mamá con pañalera en la Universidad Estatal de San Diego, en donde recibió su licenciatura en inglés en 1998 y su acreditación como docente al año siguiente. Desde entonces Rerucha ha tenido la oportunidad de tener un impacto sobre la vida y formación de estudiantes con un enfoque en crear equidad y tratar los problemas con los que viven menores de edad de color o en comunidades marginadas.
“Yo creo en la inclusión de prácticas restaurativas en la escuela y en entender que los estudiantes y el personal lidian con trauma generacional y las escuelas deben de ser un lugar en donde se pueda sanar”, explico.
Como directora de las Escuelas Comunitarias Charter MAAC, ella se involucró en crear planes educativos que incorporen problemas sociales reales que afectan a personas como los propios alumnos.
“Los niños aprendian sus habilidades regulares en materias como ciencias sociales e inglés pero también identificaban problemas en la comunidad como el acoso escolar, temas de inmigración y violencia contra hombres afroamericanos”, detalló Rerucha.
Hoy, en su puesto actual con la Oficina de Educación del Condado Rerucha se enfoca en emparejar las condiciones al liderar programas de preparación profesional y programas de adiestramiento laboral.
Por medio de una metodología que genera habilidades empresariales, de liderazgo y de comunicación, Rerucha busca “legitimar” las ganas que tienen estos jóvenes de ganar dinero.
“Estos jóvenes tienen la necesidad de dinero y desafortunadamente han roto la ley para poder hacer que salgan las cuentas, así que por medio de capacitación profesional y educación técnica pueden ayudar a su familia”.
Con la tarea de conectar con varios menores de edad en situaciones difíciles, Rerucha dice que el sentido de la honestidad que viene de ser una madre de familia y querer crear una relación son claves para crear una diferencia en los estudiantes.
“A mi no me dan miedo sus cosas feas, a mi no me dan miedo sus verdades porque no hay una razón para eso”, explicó. “Yo no estoy ahi solo para decirles qué hacer. Estamos aprendiendo juntos y eso es algo importante en la vida”.