Más allá del abuso policial
Una ciudad ordenada como Fullerton, conocida por sus instituciones educativas y un centro citadino que refleja la diversidad de su gente, está en el ojo del huracán. Unos policías actuaron en forma indebida y abusaron de un indigente esquizofrénico.
Sin embargo, el problema es más severo que el atropello policial. Kelly Thomas nunca debería estar en las calles inhóspitas del submundo de la indigencia. La sociedad debería proveerle, debido a su condición y “enfermedad”, un centro de desarrollo y rehabilitación.
Su muerte es un cargo de conciencia para todos nosotros y a un país que día a día corta los recursos públicos que normalmente resuelven los problemas de Thomas y otras personas con problemas sicológicos y biológicos.
Los videos que captaron el incidente, en donde Kelly Thomas es golpeado, disparado varias veces con pistolas eléctricas y amordazado, hacen notar claramente que los policías cometieron serios atropellos no sólo contra Thomas, sino contra aquellas persona que intentaban parar el abuso policial.
El centro de la problemática, aparte del abuso policial, es la condición del Kelly Thomas, quien no solamente era una persona indigente sino que también adolecía de esquizofrenia y otros problemas mentales.
La personalidad de Thomas y de cualquier persona que padece este mal es cambiante. En un momento puede estar de buen humor, puede llevar una conversación inteligente; sin embargo, debido a su anormalidad, cambian abruptamente de personalidad de un momento a otro. En algunos casos pueden reaccionar violentamente.
Lamentablemente Thomas nunca tuvo la oportunidad de un centro de rehabilitación o un lugar donde él pudiera desarrollarse y pudiera, de alguna manera, recuperarse de sus problemas de desarrollo y reintegrarse a la comunidad.
Durante los últimos años, estos centros han sido afectados notablemente por la recesión económica. Miles de jóvenes como Kelly Thomas, quienes por cuestiones sicológicas o biológicas o por males patológicos, no pueden tener acceso a centros de desarrollo y de rehabilitación.
Al no existir un lugar real de convivencia, donde personas como Thomas puedan disfrutar de una vida llevadera, las calles se convierten automáticamente en su hogar, el cual es inhóspito y peligroso.
Una persona indigente que adolece de problemas sociales, por ejemplo, el alcoholismo tiene mayores posibilidades que una persona esquizofrénica de salir del submundo de la indigencia. Thomas no solo requiere de un centro especial, donde doctores y personas profesionales pueden ocuparse de su salud, sino que también necesitan de medicinas y un respaldo económico adecuado.
El abuso policial contra Thomas nos recuerda que el problema va más allá de la policía y el abuso.
Los policías que cometieron atropellos contra su humanidad y su dignidad personal tienen que ser puestos ante las autoridades pertinentes y ser juzgados.
Sin embargo, es una tarea grande de la comunidad, especialmente del Estado, de restablecer centros de desarrollo y de rehabilitación para resolver problemas que agobian a personas como Kelly Thomas.