Mercenario Sinvergüenza
Naciste en California y tus primeros 14 años de vida los dedicaste a hacer una carrera dentro del futbol de Estados Unidos.
Tu primer idioma es el inglés, asististe a escuelas donde construiste amistades de por vida y tu deseo ha sido representar en un Mundial al equipo de las barras y las estrellas.
Para lograr tu sueño, tomaste al futbol muy en serio eso te llevó a convertirte en una estrella de las categoría juveniles de la selección estadounidense.
De repente, el destino te obliga a tomar una de las decisiones más difíciles de tu corta existencia.
Un equipo del futbol mexicano te ofrece un contrato profesional y eso te lleva a la ciudad de Monterrey.
Como parte de ese club, empiezas a crecer como la espuma y con apenas 18 años de edad te conviertes en jugador titular de Primera División.
Ahora, debido a tu éxito, las selecciones de Estados Unidos y México te cortejan para que portes su camiseta.
La decisión, cualquiera que esta sea, es comprometedora ya que tus padres son orgullosamente mexicanos pero tú te sientes estadounidense.
Este es precisamente el caso de Jonathan González, quien eligió jugar para México, no por convicción, sino por que así le conviene a sus intereses personales.
El volante de contención de Rayados solo tuvo que publicar un breve mensaje en redes sociales para revelar lo que subconscientemente piensa sobre defender a México.
“Me sentiría muy honrado de tener la oportunidad de representar a ese país”, escribió González en su cuenta de Twitter al hablar sobre su próxima convocatoria al a selección mexicana.
Al utilizar la palabra “ese”, me queda claro que el joven nacido en Santa Rosa,California, no considera a México su país.
Muy diferente hubiera sido si González escribe: “me sentiría muy honrado de representar a mi país”.
Entre “ese” y “mi”, hay una diferencia muy grande.
En este caso, la palabra “ese”, obtiene un tono despectivo que deja al descubierto los verdaderos sentimientos del mediocampista de Rayados.
Gonzalez está llamado a ser un gran jugador y su futuro está seguramente en un importante equipo europeo.
La gran vitrina para dar ese paso en su carrera es jugar en el Mundial de Rusia, y eso es precisamente lo que los directivos mexicanos le ofrecieron al joven mexico-americano.
Si Estados Unidos hubiera clasificado a la Copa del Mundo, Gonzalez jamás hubiera aceptado la invitación de ponerse la camiseta mexicana.
González siempre dejó en claro que él quería jugar con el equipo de las barras y las estrellas porque esos son los colores con los que él verdaderamente se identifica.
Su decisión de jugar con el Tri es solamente un acto oportunista y no un gesto patriótico.
González se enfundará en la camiseta de “ese” país llamado México, pero él nunca llegará a sentirse mexicano.