Migajas de Campeón
Pedir prestado y ofrecer que tu muerte se convierta en la factura para poder cobrar la deuda debe de ser algo terrible.
Estar en esa situación no solo es triste, sino que raya en lo denigrante.
Ese es el grado de desesperación y pobreza a la que ha llegado Rubén Olivares
El “Púas”, como lo apodó el pueblo porque siempre tenía el pelo parado, fue un gran campeón de boxeo e ídolo indiscutible de los mexicanos.
En la década de los 70, ningún otro deportista mexicano gozaba de la fama y fortuna de Olivares.
Siempre conduciendo autos de lujo, acompañado en todo momentos de hermosas mujeres y disfrutando la amistad de los politicos, el “Púas” vivió sus años de juventud al máximo.
Sus hazañas en el ring le fueron recompensadas con grandes sumas de dinero que despilfarró en fiestas y amigos de ocasión.
Adicto al alcohol, sin estudios y sin preparación alguna para administrar su riqueza, Olivares cayó en desgracia cuando ya no pudo seguir boxeando.
En un abrir y cerrar de ojos, la vida llena de lujos y excesos se convirtió en una pesadilla para el originario del barrio bravo de Tepito.
Tras retirarse de los encordados, Olivares trató de ganarse la vida como actor en una época en que el cine mexicano solo producía bodrios de ficheras y prostíbulos.
Su carrera artística nunca despegó, y fue que hundido en la depresión y las drogas, Olivares tocó fondo.
Por muchos años, al excampeón mundial se la ha visto pasear por el barrio de la Lagunilla, en al Ciudad de México, tratando de vender recuerdos que conserva de su época en la que las multitudes lo adoraban.
Ahora, a sus 70 años de edad, Olivares vive en la miseria y por eso está buscando quien le preste dinero a cambio de su muerte.
En una situación de total desesperación, Olivares está ofreciendo la exclusividad de sus servicios fúnebres a cualquier medio de comunicación que le ponga dinero en su bolsa.
La cifra impuesta por el “Púas” para iniciar las negociaciones es de dos millones de pesos (115 mil dólares).
“Pretendo que me den un dinero ahorita, en vida, y lo demás se lo entreguen a mi familia, porque no la quiero dejar desamparada. Estoy para recibir ofertas, para negociar con el mejor postor”, explicó Olivares.
A cambio del dinero, Olivares daría permiso al medio de comunicación para que explote comercialmente su muerte.
Llegar a esta instancia debe ser muy duro, debe de doler en el alma tener que vender tu muerte por un pedazo de pan.
La historia de Rubén “Púas” Olivares es sin duda, una de las más tristes que nos haya tocado atestiguar.