No Salen las Cuentas
El pasado mes de septiembre me pidieron que realizara un trabajo especial.
Un medio de comunicación me asignó salir a la calle y entrevistar a 50 personas para ver cuántas de ellas podían reconocer al personaje que les mostraría en una gran fotografía a color .
El hombre en el retrato vestía elegantemente un traje azul celeste, camisa blanca y una corbata de tonalidad marina.
Su pelo aparecía muy bien recortado y su barba perfectamente acicalada.
“Es un actor, pero no recuerdo su nombre”.
“Lo he visto, pero no recuerdo dónde”.
“Es un político”.
En su mayoría, esas fueron las respuestas que obtuve de la encuesta que realicé entre miembros de la población anglosajona y afroamericana.
Apenas tres personas entrevistadas atinaron a identificar al personaje de la fotografía como Saúl “Canelo” Álvarez.
El boxeador mexicano es increíblemente popular entre la población hispana, pero fuera de ese reducto étnico es un verdadero fantasma.
Con ese antecedente en mente es que el miércoles de la semana pasada me conmocioné con la noticia de que Canelo había firmado el contrato más grande en la historia del deporte.
El pelirrojo de Guadalajara se agenció 365 millones de dólares al firmar un convenio laboral de cinco años y 11 peleas con la plataforma digital DAZN.
La verdad, no puedo entender cómo es que DAZN piensa recuperar los costales de dinero que le acaba de entregar al pugilista tapatío.
Seguramente que en cada palea de Canelo, DAZN sumará una buena cantidad de suscriptores, pero no veo la manera en que pueda recolectar 365 millones de dólares a través de los puños del mexicano.
DAZN es un servicio de streaming que se especializa en proveer contenido deportivo y que cobra 10 dólares al mes a cada uno de sus sus suscriptores.
En su pelea de septiembre pasado ante Gennady Golovkin, Canelo generó la venta de un millón de pagos por evento.
Cada pedido para la ver el tan ansiado combate entre el mexicano y el kasajo costaba 100 dólares.
En total, la pelea entre Canelo y Golovkin generó 100 millones de dólares por la venta de pagos por evento.
Vamos a pensar que los próximos combates de Canelo generen la misma expectación que la pelea del pasado 15 de septiembre en Las Vegas.
Vamos a pensar que por el bajo costo de DAZN, dos millones de personas se animen a pagar 10 dólares para ver la pelea y después de ella proceder a cancelar su suscripción.
Dos millones de personas, a 10 dólares por cabeza, representan 20 millones de dólares.
Para recupera su inversión, DAZN necesitaría que Canelo hiciera 18 peleas y que cada una de ellas fuera comprada por un mínimo de dos millones de personas.
Darle 365 millones de dólares a un atleta que solo realiza dos presentaciones al año, y que fuera del microscopio de los mexicanos es un ilustre desconocido, es una apuesta muy arriesgada.
Me temo que el contrato con Canelo será el knockout que mandará a DAZN a la lona de la quiebra, mucho antes de que el pelirrojo pueda cumplir con el pacto que lo ha convertido en el atleta mejor pagado del mundo.