Republicanos e inmigración: predicando la moral en calzoncillos
America’s Voice
El nuevo “talking point” de los republicanos hispanos al hablar de inmigración es decir que el presidente Barack Obama no cumplió su promesa de impulsar una reforma de inmigración durante el primer año de su gestión cuando los demócratas controlaban ambas cámaras del Congreso. Y lo sazonan agregando que bajo la administración Obama se han deportado más indocumentados que bajo la presidencia del republicano George W. Bush.
Siempre he criticado que el presidente Barack Obama no impulsara con más ahínco esa esquiva reforma de inmigración y que todo el capital político de los primeros dos años de su gestión, cuando realmente pueden conseguirse cosas porque los otros dos años son dedicados a la reelección, fuera absorbido por la reforma de salud que privó de oxígeno a toda una suerte de asuntos. Siempre he criticado que se use el tema de inmigración a última hora y en año electoral para dar la impresión de que se está haciendo algo aunque realmente no esté haciéndose nada. Siempre he dicho que los demócratas pudieron hacer más en ese tema, no sólo ahora con Obama sino antes en previas administraciones con la diferencia de que las anteriores, léase Bill Clinton, no hicieron ninguna promesa al respecto. He criticado también el alcance de los programas federales que han contribuido a la cifra récord de deportaciones porque mayormente han afectado no a criminales como se supone que sea, sino a padres y madres de familia. Y critico que aún bajo los nuevos lineamientos sobre deportaciones, jóvenes indocumentados que se beneficiarían del DREAM Act tengan que pelear con uñas y dientes sus potenciales deportaciones.
Pero el cinismo de algunos republicanos de criticar a Obama por no haber cumplido esa promesa de reforma no parece conocer límites.
Manipulando el comprensible descontento entre un sector de los votantes hispanos por la falta de reforma y por la alta tasa de deportaciones, estas figuras republicanas todo lo resuelven con la clásica línea de “el presidente Barack Obama rompió su promesa de reforma de inmigración” que daría risa si sus consecuencias no fueran tan serias y en muchos casos devastadoras.
Lo que no dicen es que los republicanos contribuyeron enormemente a que esa promesa no se concretara porque a la mera mención de reforma saltaban como fieras para desechar cualquier viso de movimiento. Tampoco dicen que bloquearon medidas más limitadas como el DREAM Act y que durante el debate de la medida en la Cámara Baja en diciembre de 2010, el presidente del Comité Judicial, Lamar Smith, llegó a comparar a estos jóvenes indocumentados con criminales. Es cierto que cuando la medida llegó al Senado cinco demócratas que habrían hecho la diferencia votaron en contra, pero también lo habrían hecho cinco de los 36 republicanos que se opusieron al proyecto, varios de ellos coautores de la medida original.
La pregunta para estas figuras republicanas es simple: Si Obama hubiese impulsado el proyecto de reforma migratoria, ¿los republicanos lo habrían apoyado? ¿Lo apoyan ahora? ¿Lo apoya el casi nominado presidencial republicano, Mitt Romney? La respuesta también es simple y es un rotundo no. Ni lo habrían apoyado entonces ni lo hacen ahora y Romney, quien incluso se ha atrevido a emplear el argumento de vez en cuando, no sólo no apoya esa reforma, sino que cree en el concepto de la autodeportación, que los inmigrantes, así lleven décadas viviendo en Estados Unidos, decidirán autodeportarse en algún momento antes de que ICE lo haga.
Bueno, al menos eso parece ser lo que piensa porque Bettina Inclán, la directora de alcance hispano del Comité Nacional Republicano (RNC), dijo que Romney “todavía está decidiendo cuál es su postura en inmigración”. Dios Mío. Quizá Inclán se estaba refiriendo al DREAM Act porque Romney pasó de prometer vetarlo si el proyecto se concretara y él fuera presidente, a considerar una versión republicana ahora que quiere apelar a los votantes latinos.
Ni qué decir de la cifra de deportaciones. Cada vez que escucho a un republicano hispano decir que Obama ha deportado más indocumentados que Bush, se me crispa la piel porque al final de la oración tendrían que añadir “y nos parece que no son suficientes”.
La desfachatez de criticar a alguien por no hacer algo que de todos modos usted no apoya es el colmo de la hipocresía.
Desconozco si la estrategia rendirá frutos entre algunos hispanos realmente desafectos con Obama por el tema migratorio. Pero de lo que no cabe duda es de que el barato argumento republicano equivale a predicar la moral en calzoncillos.