Salud II
Los detractores de una reforma del sistema de salud en Estados Unidos, están convencidos de que los ciudadanos no tienen derecho al más básico cuidado médico. En realidad piensan que solo los que tienen poder adquisitivo pueden disfrutar de los beneficios que ofrece el sistema médico más avanzado del mundo. En otras palabras los avances médicos son sólo para los que tienen uno de los pocos buenos trabajos en el sector privado, los que son electos a un cargo público o los miembros de las fuerzas armadas. El resto pagamos impuestos cuando encontramos un trabajo y dependemos de las salas de emergencia.
Las empresas aseguradoras que controlan el sistema no están dispuestas a rendir ni un solo centavo de sus ganancias ni a perder el control que tienen sobre decidir quién puede tener seguro y por cual procedimiento médico pagan. Nuestro sistema de salud es el más caro del mundo y el que tiene mayor participación de empresas con fines de lucro. Las aseguradoras controlan el sistema y pagan por los cabilderos que mueven la opinion pública. El trabajo de los cabilderos y los mercaderes de mitos y mentiras en cable y radio es convencer al pueblo que se opongan a que el gobierno haga con todos los ciudadanos exactamente lo que hacen las empresas aseguradoras le están haciendo los que pueden comprar un seguro médico.
Una alta porción de la población rechaza la reforma del sistema de salud, no porque estén satisfechos con las aseguradoras, sino porque la consideran como un regalo a los pobres. La oposición a la reforma del sistema de salud es racista y discriminatoria. Los pocos que tienen seguro y el segmento de la población que le presta atención a los mercaderes de mito y mentiras en los medios de comunicación, no quieren que los pobres, las minorías (hispanos legales y negros), los gays (por su peligroso estilo de vida) y la gente a favor del aborto (por razones religiosas) tengan acceso a un seguro médico público.
Las empresas de seguros nos asustan con amenazas de aumentos en las tarifas si hay una reforma de salud, pero no mencionan que las primas de los seguros de salud se doblaron en los últimos 10 años. Tampoco nos dejan saber las miles de historias de servicios negados, limitaciones en el cuidado de los asegurados y decisiones de vida o muerte que hacen las aseguradoras a diario.
En vez de debatir las realidades, el diálogo se concentra en poner en tela de juicio la capacidad del gobierno de administrar la salud pública. No importa la evidencia que el gobierno administra el Seguro Social, el Medicare, las Fuerzas Armadas y la Administración de Veteranos entidades donde se le brinda cuidado médico a los ciudadanos de manera eficiente.
Sin una reforma al sistema de salud todos estamos en peligro de convertirnos en desamparados al enfrentar a una emergencia médica o una prolongada enfermedad. El 90% de la bancarrotas en EE.UU están relacionadas con gastos médicos imprevistos que sufren personas con buenos seguros.
uzal@msn.com) escribe desde West Palm Beach FL, sobre temas de interés para los hispanos parlantes.