El presidente de los Estados Unidos Donald Trump amagó con decretar aumentos de aranceles graduales a bienes y servicios provenientes de México a partir del 10 de junio si el gobierno mexicano falla en detener el flujo de migrantes centroamericanos hacia la frontera que comparten estos dos países.

Trump dijo que los impuestos serían de 5 por ciento el 10 de junio, 10 por ciento el primero de julio, 15 por ciento el primero de agosto, 20 por ciento para el primero de septiembre, hasta llegar a un 25 por ciento de impuestos a partir del primero de octubre.

El presidente empleó uno de sus acostumbrados mensajes de Twitter para informar sobre su cambio de política hacia México.

México exporta a Estados Unidos poco más de 350 mil millones de dólares anuales, de acuerdo con cifras de Inversiones Globales de la colocadora Goldman Sachs sobre el 2018, el último dato anual registrado.

California importa 44 mil millones de dólares de México, de acuerdo con datos de la Cámara de Comercio de California.

El presidente Trump usó su poder de decreto por emergencia y poco después de su Twitt, la Casa Blanca informó que la decisión del mandatario se debe a una crisis nacional porque los migrantes supuestamente drenarían el presupuesto y los servicios públicos.

En respuesta, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador envió una carta al presidente Trump en la que le explica que su gobierno sí actúa con relación a la migración centroamericana que se dirige a la frontera estadunidense, pero tiene que considerar y apegarse a los derechos humanos de los migrantes.

Agregó que no es un “timorato” y aunque no teme a una confrontación, le parece que “los problemas sociales (socioeconómicos) no se solucionan con impuestos”.

Pero al día siguiente Trump dio un giro a su orden, al decir que también se debe al narcotráfico.

Adicionalmente, el presidente estadunidense consideró que “México hace una fortuna de los Estados Unidos. Durante décadas, puede solucionar fácilmente este problema. Es hora de que finalmente hagan lo que se debe hacer”.

López Obrador reveló por su parte que le habían recomendado que aplicara medidas similares a Estados Unidos, pero dijo que “no se trata de imponer la Ley del Talión, el ojo por ojo, se haría una selva”. Dijo que su gobierno va a esperar a ver cómo se desarrollan las circunstancias pero llamó al pueblo de México a apoyar decisiones oficiales.

Mientras tanto, el índice industrial Dow Jones retrocedió 200 puntos poco después del anuncio de Trump.

El tipo de cambio en la frontera se estableció al día siguiente en poco más de 20 pesos por dólar.

El presidente de la Cámara regional de Comercio de San Diego, Jerry Sanders, advirtió que la mayoría de los productos que se importan del norte de México los producen empresas estadounidenses.

En otras palabras, el impuesto en aumento gradual sería para productos elaborados por estadunidenses en México que se venden al mercado estadunidense. Lo mismo ocurre con muchas de las importaciones agrícolas.

En la zona entre San Diego y Baja California “no tenemos simplemente un intercambio comercial, producimos juntos”, aclaró.

“La aplicación de tarifas tendría graves consecuencias en la cadena de suministro integrada de nuestra región, afectaría nuestros empleos locales vinculados a la fabricación y al comercio”, dijo Sanders.

Por su parte el presidente de la Cámara de Comercio de San Ysidro, Jason Wells, declaró que “no es así como tratamos a nuestro socio comercial más importante, a nuestro vecino, a nuestros amigos. Si bien podemos estar de acuerdo en que México podría hacer más en su frontera sur, este no es el camino”.

“No tenemos una guerra comercial con México. Buscamos mayor cooperación y coordinación con nuestros socios. Estas son las cosas que se discuten mejor entre los adultos de manera diplomática”, aseveró.