Descubren templos prehispánicos con juego de pelota en Guerrero
CHILPANCINGO, Guerrero– Hasta hace 10 años, Don Apolinar López, sembraba arroz y maíz en sus tierras de labor pero ya no pudo seguir haciéndolo, pues el Instituto Nacional de Antropología e Historia INAH, descubrió ahí un sitio ceremonial prehispánico de influencia arquitectónica Tolteca, con templos y una cancha de juego de pelota.
Es en la sierra Madre del Sur, en medio de los cerros La Compuerta, El Capulín, Tierra Colorada y El Gavilán, a casi 60 kilómetros al sur de Chilpancingo, donde en el año 650 Después de Cristo (D. C.), fue erigido el centro ceremonial Tehuacalco o Casa del agua, que para el año 1,300 D. C., fue habitado por los yopes o yopimes que resistieron a la conquista del Imperio Azteca, al final de la época prehispánica.
En la actualidad, Don Apolinar López, ya no siembra ahí su arroz, ni su maíz, sino es guía de sitio. Poli, como es conocido, espera cuesta abajo a los visitantes que en grupos o en familias; en autobuses o vehículos, llegan esporádicamente a conocer esas ruinas arqueológicas, en gran parte reconstruidas por el INAH y los conduce al recorrido temático de tres kilómetros que incluye un museo, basamentos y ruinas reconstruidas.
Donde hasta hace una década fue una fértil tierra de labor, el sitio arqueológico, ha sido excavado y descubiertas 19 estructuras, entre estas, La Encinera o Templo Principal, El Palacio, El Templo del Espejo de Agua, La Plataforma Habitacional y la espectacular cancha de El juego de pelota.
De acuerdo con informes del INAH, otras estructuras de menor tamaño con visibles características religiosas, son El Bocote, El Templo Rojo y el Altar de la Roca y la Piedra de Sacrificios.
Don Poli, mira con cierta nostalgia lo que antes fueron sus tierras de labor y con la esperanza de recibir propinas de los visitantes, da explicaciones y no dejan de asombrarse con explicaciones sobre las costumbres de los yopes o yopimes como los que realizaban en la piedra de los sacrificios, donde los súbditos eran desollados y ofrendados a Xipetotec o el Dios desollado.
“En Guerrero acostumbramos a comer pozole. Esa costumbre inició en ritos como los que realizaban sobre esta piedra por sacerdotes yopes; el sacerdote portaba la piel durante la ceremonia y la carne de las extremidades del elegido era deshebrada y servida en pozole a los superiores”, explicó el ahora guía Poli, ante los asombrados visitantes.
Tehuacalco fue un señorío que fungió como un centro ceremonial de culto al agua, al sol y a los cuatro cerros que ubican la posición de los cuatro rumbos, lo que ahora se conoce como los cuatro puntos cardinales.
Cientos de familias, el pasado 21 de marzo, acudieron a recibir los rayos solares del equinoccio de la primavera a Tehuacalco y al tratar de regresar a Chilpancingo, la carretera Federal y la Autopista del Sol, era bloqueada por pobladores y policías comunitarios de El Ocotito y Buenavista de la Salud, que demandaban al Gobernador Ángel Aguirre, la liberación del policía comunitario, Mauro Rosario Ayodoro.
Mientras que en la Capital, Chilpancingo, el mismo día de la entrada de la primavera y el natalicio del prócer, Benito Juárez García, fue bloqueada esa ciudad, en distintos puntos por maestros que reclamaban al Gobernador Aguirre la derogación de la Reforma Educativa.