Hugo Chávez, el presidente de Venezuela y dictador en entrenamiento, trabaja activamente para conseguir el objetivo de su mentor Castro: destruir a  Estados Unidos.

El peligro más grande que presenta el hispano Chávez, es que parece ser un mequetrefe. Nada más lejos de la verdad. El incipiente dictador es un formidable adversario, con amplios fondos, poderosos aliados y acceso a la economía norteamericana. Esto lo sitúa en una perfecta posición para actuar como una quinta columna y tratar de destruirnos.

Chávez ha predeterminado los resultados de todos los comicios electorales desde el 2005 cuando la empresa Smartmatic, controlada por sus testaferros, le compró la división Sequoia de máquinas de votación a la corporación británica, Thomas La Rue ltd. 

El ser un presidente “legítimamente” electo le confiere a Chávez el privilegio que su dictadura disfrute del apoyo de las Naciones Unidas, la organización de Estados Americanos y todas las entidades globales. Chávez sigue ganando y perdiendo elecciones según le convenga lo cual lo ha convertido en el primer dictador electrónico.

Ahora el Dictador electrónico quiere convertirse en un dictador nuclear arguyendo que ni los Estados  Unidos, ni la Unión Europea tienen el derecho de prevenir a los países sub desarrollados adquirir tecnología nuclear. En noviembre del 2008, Chávez firmó un acuerdo con Rusia, para obtener un reactor nuclear con fines pacíficos.  La intención de Rusia es la misma que utilizó para proveerle a Iran plantas nucleares, crear una situación donde Venezue-la asegure que no está produciendo armas nucleares sin que este hecho pueda ser verificado. Rusia también tendría un excelente conducto para proporcionarles a los enemigos de EE.UU información nuclear.

Recientes reportes de la clandestinidad venezolana, declaran que empresas ca-nadienses, rusas, iraníes y chinas bajo el control del G2 cubano, explotan minas de oro, diamantes y bauxita en la zona de El Callao, en el estado Delta Amacuro. Los reportes indican que esta actividad minera se está usando para  ¨disfrazar la extracción de uranio” que Vene-zuela está enviando a Iran, China y Rusia desde 1997. Estas ventas ayudan a las guerrillas colombianas a obtener fondos para costear operaciones. Un reporte secreto del gobierno israelita indica que Venezuela y Bolivia le están proporcionado a Iran uranio para su programa nuclear. El reporte concluye que la ayuda de Chávez a Iran es una amenaza para Estados Unidos. Venezuela expulsó al embajador israelí y Bolivia rompió relaciones diplomáticas con Israel.

Desde los años 60 LatinoAmérica ha tenido plantas nucleares. Brazil, Argentina y Cuba tienen reactores nucleares pero todas las actividades nucleares han estado suspendidas, por lo menos oficialmente, bajo presión de  la comunidad mundial. En 1993, el entonces presidente Clinton, declaró que si Cuba completaba la construcción y comenzaba operaciones se consideraría un acto de agresión al que se respondería con acciones apropiadas para salvaguardar la seguridad de Estados Unidos y la salud de los norteamericanos.

Las ambiciones nucleares de Chávez son obvias. Una Venezuela nuclear le daría al dictador la satisfacción de ser el primero con un programa nuclear independiente y pondría en jaque la política exterior de EE.UU al enfrentar la posibilidad de un situación similar a la presente en Iran. Algo que ni su mentor Castro pudo lograr.