Dos víctimas del desprecio
LA COLUMNA VERTEBRAL
El Soporte Informativo Para Millones de Hispanos
Por Jaime Bayly
Nota editorial: Queridos lectores, compartimos con ustedes algunos extractos del más reciente esfuerzo literario del reconocido escritor y conductor de televisión, Jaime Bayly. ‘El cojo y el loco’ es el relato de dos personajes quienes, debido a sus limitaciones mentales o deformidades físicas, se convierten en víctimas de la vida, lo que terminará por transformarlos en criaturas rencorosas y crueles. La novela es una crítica social, pero también un llamado a los padres modernos a hacer de la crianza de sus hijos, lo más importante. ¡Qué lo disfruten!
El cojo entendió, porque era tonto pero no tanto, que sus padres querían esconderlo del mundo, que era una mancha en la familia, un error genético, una molestia para todos. Sus hermanos menores se burlaban de su cojera y hasta las empleadas se reían, cubriéndose las bocas desdentadas, cuando hacían chistes crueles sobre el cojito, al que llamaban El Rey de la Cumbia.
La vida del cojo parecía condenada a la clandestinidad impuesta por sus padres y al escarnio de sus hermanos y amigos. El cojo lloraba amargamente cuando había una fiesta y lo dejaban encerrado en la casita al fondo del jardín para que nadie supiera que existía y cojeaba notoriamente, que don Bobby, el gran empresario irlandés que había triunfado en Lima y acababa de fundar un banco, tenía un hijo cojo y medio tonto, que no caminaba bien ni se expresaba con la propiedad y la lucidez que se esperaría de su hijo mayor.
El loco supo desde muy niño que sus padres no lo querían, que sus hermanos no lo querían, que las empleadas que lo cuidaban tampoco lo querían ni le tenían paciencia y le jalaban las orejas y le decían groserías a escondidas, sin que oyeran los patrones. El loco supo que era un estorbo, un asco, un fastidio para todos, solo que al comienzo no entendía bien por qué nadie lo quería, si por tartamudo o por feo o porque le crecían pelos por todas partes y parecía una araña venenosa.
El loco creció solo, ensimismado, hablando consigo mismo en unas palabras que nadie podía entender. Vivía con sus padres en un departamento de tres pisos en la avenida Pardo de Miraflores, pero dormía en los cuartos del servicio doméstico, con las empleadas y el chofer y el guachimán y guardaespaldas de don Ismael, y estaba explícitamente prohibido de participar de cualquier reunión social o familiar, incluyendo la cena de navidad o los cumpleaños de sus padres o hermanos… Catalina, su madre, trató de quererlo, hizo esfuerzos por encontrar algo de ternura o compasión en ella, pero el loco era más feo que una cucaracha… era un crío tan horripilante, sucio… que resultaba imposible quererlo, incluso para su madre.
Jaime Bayly es el autor de El cojo y el loco (Alfaguara 2009), entre otras exitosas novelas.