Edgar Bautista-Zúñiga: Dialogo y Comprensión
Enseñarle a los niños como resolver sus problemas y cómo aprender de sus errores puede parecer algo casi imposible para muchos maestros y padres de familia.
Para Edgar Bautista-Zúñiga, maestro y coordinador de justicia restauradora en la escuela King-Chavez Academies, lograr que los niños mejoren su conducta requiere honestidad y diálogo, a diferencia de simplemente intentar corregir malos comportamientos por medio de castigos.
Bautista-Zúñiga nacio en la Ciudad de México, aunque por motivos familiares vivió etapas de su adolescencia en San Miguel de Allende, Guanajuato, al igual que en otras partes de México.
Con tan solo 19 años, Bautista-Zúñiga decidió irse a vivir en Pasadena, California con dos hermanas que radicaban en esta ciudad del area de Los Angeles.
Poco despues, cuenta Bautista-Zúñiga, decidio partir mas hacia el norte, rumbo a San Jose.
“No me gusto Los Angeles y tambien segui a mi futura esposa quien se iba a estudiar a la Universidad Estatal de San Jose”, reccordo Bautista-Zúñiga.
Mientras vivia en el norte de California, Bautista-Zúñiga comenzo a tomar cursos de ingles, al igual que cursos en un colegio comunitario. Sus estudios lo llevaron a egresarse de New College of California, San Francisco con licenciatura en migración y educación de niños migrantes.
Tras titularse Bautista-Zúñiga y su esposa encontraron trabajo en San Diego y el comenzó a trabajar dentro de King-Chavez Academies.
Durante su segundo año como docente, Bautista-Zúñiga, quien enseñaba arte en ese entonces, comenzó a observar las necesidades y los problemas que enfrentan los niños de su comunidad.
“En esta escuela, la mayoría de los estudiantes o son inmigrantes o tienen padres que son inmigrantes”, compartió Bautista-Zúñiga. “Entonces me enfoque en el poder hacer algo en la comunidad para ayudar a los estudiantes”.
Al siguiente ciclo escolar, como maestro de cuarto año de primaria, Bautista-Zúñiga comenzó a recibir a varios estudiantes con problemas de comportamiento de otros maestros a en su salon.
“No hay muchos hombres en el ámbito de la pedagogía y la educación y el rol del maestro es visto como uno más estricto que el de la maestra,” abundó Bautista-Zúñiga “Asi que a mi me comenzaban a mandar a los estudiantes con problemas de comportamiento”.
“Si alguien se portaba mal le decian, ‘vas al salon del Sr. Bautista’, asi que en mi salon estaba yo con los estudiantes de mi clase y con los demás alumnos que se metian en problemas también”, agrego.
Tras varias incidencias de recibir a varios estudiantes, Bautista-Zúñiga y otros maestros se reunieron para discutir que se podía hacer sobre los problemas de comportamiento de estos estudiantes.
Eventualmente, este grupo de maestros se encontró con un concepto novedoso conocido como “justicia restaurativa”, una serie de prácticas que busca la rehabilitación de una persona por medio de la reconciliación y el diálogo.
Tras aprender de este concepto Bautista-Zúñiga busco recibir entrenamiento en justicia restaurativa
“Tengo un amigo en San Luis Obispo que ha trabajado como oficial correccional y el me entreno como tratar ciertas situaciones con niños que tienen problemas y de conducta y en su casa”, dijo.
Con la información que obtuvo de su amigo, quien tenía 18 años trabajando en correcciones, y con lo que sabía acerca de la comunidad en la que viven sus estudiantes, Bautista-Zúñiga y el director comenzaron a formar el programa de justicia restaurativa.
Dentro de su programa, Bautista-Zúñiga utiliza un modelo en cual un estudiante con mal comportamiento se reúne con los afectados, incluyendo a los padres y en ocasiones a los maestros.
“Estas juntas tienen que ser juntas comunales y tener un punto a seguir para que los niños aprendan que sus acciones tienen consecuencias, pero sin que se sientan presionados”, explicó el profesor. “Mas que nada, se le tiene que dar a los niños la oportunidad de que piensen por sí mismos y las preguntas que hacemos en las sesiones son balanceadas, centralizadas y dejan a los estudiantes entender sus fallas sin hacerles declaraciones acusatorias”.
Afirma Bautista-Zúñiga que en estas juntas lo importante es crear reconciliar la situación, a diferencia de declarar culpables y castigarlos.
“Cuando un niño viene conmigo a una sesion de justicia restaurativa, quiero que aprendan de la situación, si suspendes a un estudiante, este se queda en casa y no aprende nada”.
Bautista-Zúñiga destaca que es debido al trato individual de cada caso y cada estudiante dentro de este programa que se pueden lograr cambios de manera efectiva.
“Usualmente tenemos muy pocos estudiantes que comenten faltas por segunda vez, por lo tanto podemos decir que el programa funciona y es bastante efectivo”.
Aunque la meta de estas juntas nunca incluye forzar amistades o crear harmonía de la nada, Bautista-Zúñiga destaca que de varias sesiones de justicia restaurativa los estudiantes involucrados a veces forman una amistad dentro de su sesión y, en varios casos de “bullying”, ambas partes logran respetarse y tolerarse de manera sincera.
Tras años de impartir esta modalidad de disciplina estudiantil, Bautista-Zúñiga cree que más allá de impulsar la disciplina o dejar algún tipo de legado, lo importante es servir a la comunidad.
“Yo no quiero tener un gafete o una bandera de lider, yo solo quiero trabajar para mi comunidad y ser una persona que advoca por ella”, concluyó.