El Estilo del Nuevo Presidente de México
Andrés Manuel López Obrador salió de su casa rumbo al palacio legislativo en su viejo Jetta blanco a la ceremonia en que el congreso le investiría como presidente de México.
Iba sin escoltas, y mucho menos sin guardaespaldas del Estado Mayor Presidencial, que como mandatario electo disolvió y regresó al ejército. Después de todo, era el presidente que inicia con una aprobación del 76 por ciento, superior a la que tenía cualquier otro mandatario en décadas.
Gente con banderas lo saludaba en el camino. Solo hubo un retraso porque en la céntrica avenida de Reforma, un grupo de manifestantes protestaba porque a la ceremonia fue invitado –y aceptó—el presidente venezolano Nicolás Maduro.
Con todo, el presidente electo llegó al congreso en el margen de tiempo considerado y sin mayores prisas.
AMLO, como comúnmente se conoce el nuevo presidente de México, dio un discurso en que reiteró sus promesas de campaña, que é mismo resume en una Cuarta Transformación nacional –después de la Independencia, la Reforma y la revolución de México.
Como principios, el primer presidente de izquierda en el país dice que “por el bien de México, los pobres primero”, pero sin atentar contra la cúpula empresarial y económica, ni perseguir por delitos cometidos a miembros de la cúpula política que gobernó al país.
En todo caso, López Obrador inicia una nueva era en la que planea gobernar con las promesas de “no mentir, no robar, no traicionar a la gente”, que junto con la reivindicación de la gente fijan el rumbo de su práctica de gobierno.
Y desde su discurso al rendir protesta también mostró flexibilidad, y hasta cierta ironía cuando la bancada panista en el congreso se levantó para protestar en silencio con pequeños letreros en que exigía que se reduzca el precio de la gasolina.
“Los que la encarecieron, ahora exigen que se reduzca”, dijo sencillez López Obrador al suspender su discurso para hacer la observación.
El presidente entrante aclaró públicamente que “nos están entregando un país en quiebra”, y horas después sin mencionarlo puso a la venta el lujoso avión presidencial que usaba el ahora ex presidente Enrique Peña Nieto, y por lo menos dos flotillas de helicópteros –unos 30 en total—que funcionarios de anteriores gobiernos usaron para trabajar, descansar e incluso mandar a sus hijos a la escuela.
Pero su toma de protesta tuvo otro toque tal vez más impresionante ante el mundo; su ceremonia se convirtió en uno de los temas mundiales más mencionados en mensajes en redes sociales.
Representantes de todos los pueblos indígenas de México le hicieron al presidente entrante una limpia espiritual y le entregaron el bastón de mando, de madera, con cintas simbólicas, con el que los pueblos reconocen su autoridad, pero le asignan la responsabilidad y el deber de cumplir.
En toda la ceremonia no hubo momentos más emotivos que el instante en que el presidente de México más votado en la historia moderna se arrodilló ante los líderes indígenas mexicanos para recibir el bastón de mando, y enseguida para ponerse en pie y levantarlo con su brazo derecho para mostrarlo a los mexicanos.
El reconocimiento a las raíces mexicanas vino antes de que López Obrador se reuniera con realeza y dignatarios de todo el mundo.
Al día siguiente el presidente de México se dirigió al aeropuerto en su viejo Jetta y momentos después ocupaba uno de los asientos junto a ventanilla en un vuelo comercial, en la clase turística, para ir a encabezar un evento en Veracruz.
Iba sin escoltas, entre muchas personas que aprovecharon antes del despegue para tomarse selfies con el presidente de México.
A los pasajeros les llamó la atención la falta de guardaespaldas, aunque el mandatario tiene un pequeño equipo de asistentes que también ve su seguridad.
“A mí la gente me cuida”, dijo sonriente López Obrador.
En Baja California el presidente López Obrador en la coalición Juntos Haremos Historia ganó la elección con el 63.1 por ciento de los votos; un claro descalabro para el Partido Acción Nacional (PAN) que por 30 años tuvo al estado como uno de sus bastiones y esta vez perdió con menos de un tercio de los votos de AMLO, el PAN consiguió el 19,3 por ciento.
En San Quintín, López Obrador obtuvo más del 96 por ciento de los votos, de acuerdo con resultados.