La seriedad del comediante
America’s Voice
En la única ocasión en que se salió de su personaje de comentarista ultraconservador durante su intervención en una audiencia del Congreso sobre los trabajadores agrícolas indocumentados, el comediante Stephen Colbert no pudo haber sido más serio: “Me gusta hablar sobre gente que no tiene ningún poder”.
Una congresista le preguntó por qué se involucraba en este asunto: “Parece que algunas de las personas con menos poder en Estados Unidos son los trabajadores agrícolas que vienen a hacer nuestro trabajo y no tienen ningun derecho como resultado. Sin embargo, los invitamos a venir y al mismo tiempo le decimos que se vayan… Los trabajadores migrantes sufren y no tienen ningún derecho”, afirmó Colbert.
Algunos de los congresistas que se supone vienen a Washington a ser la voz de sus representados y de los más débiles se habían quejado de que la presencia de Colbert en la audiencia del Subcomité de Inmigración de la Cámara Baja era una “falta de respeto” a la institución y una “burla” al proceso. Aunque sean ellos los que a diario hagan de su trabajo una burla.
Esto provino de personajes como el congresista republicano de Iowa, Steve King, que ha dicho que hay un “sexto sentido” para identificar indocumentados y que esto es posible a través de indicadores como los zapatos, la ropa, el acento al hablar, el tipo de arreglo personal. King también ha abogado por electrificar la barda en la frontera, “con una carga de corriente que no mate a nadie”, pero que ahuyente a las personas. “Hacemos eso con el ganado todo el tiempo”, ha indicado King.
Lo irónico es que King dijo que era un insulto pensar que los estadounidenses no quieren hacer los trabajos duros. Sin embargo, la campaña “Tomen Nuestros Empleos” del Sindicato de Trabajadores Agrícolas (UFW), que busca encontrar mano de obra estadounidense para las labores en el campo, sólo ha resultado en el reclutamiento de siete personas.
Algunos republicanos tampoco consideran una “farsa” unirse para bloquear la discusión de un proyecto como el DREAM Act, para legalizar a jóvenes indocumentados, que muchos de ellos han auspiciado y apoyado; o acusar al partido en el poder de oportunismo político explotando el tema migratorio a semanas de las elecciones del 2 de noviembre, cuando ellos explotan el tema constantemente para agitar a su base. Como reza el dicho, el burro hablando de orejas.
Claro está, hay algunos demócratas que al aparecer en cadenas como Fox Television, juegan el juego y también se hacen los indignados con la aparición de Colbert. El líder de la mayoría cameral demócrata, Steny Hoyer, indicó ayer que “me parece que el testimonio no fue apropiado… y me parece que fue una vergüenza, más para el Señor Colbert que para la Cámara Baja”.
Una vergüenza es que esa Cámara Baja no haya tocado ningún tema que suponga alivio migratorio. Una vergüenza es que pasen los años y ni siquiera pueda legalizarse la mano de obra que recoge los alimentos que tan opíparamente estos llamados líderes políticos consumen en sus fiestas y reuniones.
Vergüenza es que el líder de la minoría cameral republicana, John Boehner, diga que en vez de estar trayendo a un comediante a testificar, los demócratas deberían estar aprobando proyectos sobre empleos, aunque los republicanos no quieren apoyarlos.
La diferencia es que con su sátira Colbert dice la verdad y entretiene. Atrae atención a un tema, la legalización de trabajadores agrícolas, cuya falta de solución ya es inmoral. Otros mienten, insultan, todavía se hacen los dignos y ni siquiera dan risa.
En una semana en la que el teatro siguió siendo la orden del día en Washington, escuchar la seriedad del comediante fue un verdadero bálsamo.