Leo Santa Cruz ha recibido fuertes golpes arriba del cuadrilátero, pero ninguno de ellos ha sido tan duro como el que sufrió abajo del ring.

En mayo del año pasado, el boxeador mexicano que radica en Los Ángeles recibió la noticia de que José Santa Cruz, su padre y entrenador, sufría de cáncer.

El diagnóstico sorprendió a Santa Cruz unas semanas antes de viajar a Londres para arriesgar su calidad de invicto ante Carl Frampton.

El resultado de ese pleito favoreció al pugilista inglés, quien aprovechó el mal momento emocional por el que atravesaba el mexicano.

El sábado  28 de enero, Santa Cruz tendrá la oportunidad de tomar revancha cuando en cuadrilátero del MGM de Las Vegas enfrente a Frampton

“Mi papá ya se encuentra mucho mejor y eso me hace sentir confiado de que esta vez las cosas serán diferentes”, dijo Santa Cruz tras finalizar uno de sus entrenamientos en la ciudad de Los Ángeles.

“Mi papá siempre ha estado junto a mí en toda mi carrera, él es el que me ha enseñado todo lo que sé”, apuntó el pugilista que tiene marca de 32-1-1 con 12 nocauts.

“Para mí ha sido una gran diferencia tener a mi padre conmigo en todos los entrenamientos. El año pasado fue muy diferente porque él estaba peleando contra el cáncer y eso la verdad sí me afectó mucho”, admitió.

Santa Cruz dijo estar listo para recuperar el título mundial de peso pluma que en julio pasado perdió ante Frampton

“Me he preparado mejor que nunca, Frampton es un gran peleador, pero aprendí mucho de la pelea anterior y ahora sé lo que ahora debo hacer para poder vencerlo”, apuntó Santa Cruz, quien ha sido campeón mundial en tres diferentes categorías.

“Extraño ser campeón del mundo,  esa es mi mayor motivación para salir a morirme en el ring en mi próxima pelea”, advirtió.