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Medida D: Buena para la Ciudad, y la Mejor Forma de Proteger a Nuestras Comunidades

Created: 28 October, 2016
Updated: 26 July, 2022
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6 min read

Dos de las medidas en la Ciudad de San Diego que se someterán a votación en las elecciones de la semana entrante están captando una gran atención en estos momentos: la Medida (Measure) C, el plan de los Cargadores (Chargers) para implementar una aumento de impuestos con el fin de financiar sus instalaciones mixtas de un estadio y centro de convenciones; y la Medida (Measure) D, el Plan de os Ciudadanos para reformar a la industria del turismo y obligar a hoteleros y los Cargadores a financiarlo por cuenta propia.

Con justa razón le preocupa a la gente de la comunidad la Medida C, ya que abriría la puerta para la instalación de un enorme estadio de fútbol americano y centro de convenciones a tan solo unas cuadras de Barrio Logan y Logan Heights, sin obligación jurídica alguna de mitigar los impactos que tenga en sus vecinos cercanos.

Algunos integrantes de la comunidad han expresado inquietudes similares respecto de la Medida D, y se oponen a ella porque temen que también garantice que se construya un estadio y centro de convenciones en el centro de la ciudad, cerca de zonas residenciales. Dicha oposición podría deberse a un malentendido respecto de lo que en realidad haría la Medida D.

El lenguaje de redacción de la Medida D se negoció durante un plazo de varios meses con una amplia gama de grupos comunitarios, con aportaciones por parte de grupos ambientalistas, integrantes de grupos de planeación comunitaria, y representantes locales como el Regidor David Álvarez.

La Medida D representa una concertación de opiniones, ya que un gran número de actores quienes normalmente pelean entre sí en el Ayuntamiento terminaron sumando fuerzas para hacer algo positivo por la Ciudad en general, y por las comunidades en particular.

La Medida D establecería el impuesto a la ocupación hotelera entre un 14 por ciento y un 15.5 por ciento, dependiendo del tamaño del hotel, y aportaría todos los nuevos ingresos al fondo General de la Ciudad, no a un estadio en el centro de la ciudad como sería el caso bajo la Medida C.

Lo anterior significa que los nuevos fondos estarían disponibles para policía, bomberos, bibliotecas, parques, reparación de vialidades y banquetas, y cualquier otro tipo de servicio municipal. Lo mejor de todo es que ninguno de los fondos se asignaría a intereses especiales; el público recibiría hasta el último centavo.

Asimismo, la Medida D facultaría a la Ciudad para vender el sitio del Estadio Qualcomm en Mission Valley, pero únicamente por su valor justo de mercado y solo si el comprador accede a utilizar el sitio para parques accesibles mediante transporte público, áreas verdes y fines de educación superior, entre ellos extensiones de las universidades SDSU o UCSD. No se permitirían usos que dependan del uso de vehículos particulares que empeoren los embotellamientos en las autopistas Interestatal 8 e Interestatal 5.

En aras de lograr que una mayor diversidad de actores otorgará su apoyo a estos beneficios comunitarios, la Medida D hizo una concesión respecto de desarrollo en la zona conocida como East Village. Permite a los Cargadores (o a cualquier otro equipo profesional) construir un estadio en las instalaciones de Tailgate Park y el patio de autobuses del sistema de transporte público MTS; sin embargo, esto solo sería posible si el quipo cumple con ciertas condiciones.

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Primero, la Medida D prohíbe cualquier forma de subsidio para un estadio por parte de los contribuyentes. Lo anterior implica que el equipo tendría que cubrir el 100 por ciento del costo del estadio, el 100 por ciento de cualquier terreno que necesite, y el 100 por ciento de la parte que corresponda al equipo para fines de mejoras fuera del sitio o medidas de mitigación. Los contribuyentes no pagarían ninguno de los gastos relacionados con el equipo.

Segundo, y de igual importancia, la Medida D obliga al equipo y a cualquier otro desarrollador de un estadio o centro de convenciones en dicho sitio someterse a todos los procesos convencionales de planeación municipal y zonificación de uso de suelo y a seguir todas las leyes en materia de desarrollo.

En este sentido, sin embargo, la Medida D va incluso un paso más allá para proteger a las comunidades aledañas a la zona de East Village: exige que todo impacto negativo se mitigue en su totalidad, y además prohíbe que los políticos y los desarrolladores declaren que la mitigación sería demasiado onerosa.

Por todo lo anteriormente presentado, líderes como el Regidor David Álvarez se han pronunciado a favor de la Medida D. el funcionario municipal ha expresado que apoya la Medida D puesto que, como Regidor, la permite estar en mayores facultades para proteger a sus representados contra desarrolladores e intereses empresariales que solo finjan que les importan las comunidades en las que instalan sus obras porque ya no les será posible argumentar que está fuera de su alcance económico proteger a vecinos de los impactos nocivos del desarrollo. En la medida que los integrantes de la comunidad afectados puedan articular los efectos nocivos de propuestas para la construcción de un estadio y/o centro de convenciones y puedan identificar medidas para mitigar dichos efectos, las medidas tendrán que realizarse de manera obligatoria. De lo contrario, no será posible autorizar el desarrollo. Esto representa una mejora enorme en contraste con la manera en que normalmente se hacen las cosas. Nunca antes en la historia de la ciudad ha existido una iniciativa de otorgue a los habitantes mayores facultades para protegerse a sí mismos.

Mientras tanto, sin la Medida D, adinerados intereses especiales podrán explotar los reglamentos actuales para sus propios fines. Según los reglamentos vigentes, si cualquiera tiene la intención de construir un enorme estadio de fútbol americano o centro de convenciones n la zona de East Village, las comunidades aledañas no cuentan con facultad alguna para obligar al desarrollador a tomar los pasos necesarios para evitar la gentrificación, problemas de congestionamiento vehicular y falta de estacionamiento, desplazamiento de personas en situación de calle, generación de contaminación atmosférica, etc.

La Medida D faculta a los residentes para defenderse ante malos desarrollos. Pone a la gente por encima de las ganancias. Pone el interés superior del público sobre intereses de particulares.

En un entorno político en el que con frecuencia desarrolladores con mucho dinero arroyan a comunidades marginadas, la Medida D ayuda a facultar a nuestras comunidades de una manera novedosa y trascendente.

No nos confundamos entre las medidas C y D.

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Seguimos en contra de un estadio en el centro de la ciudad financiado por nuestras contribuciones de impuestos a través de la Medida C.

La Prensa San Diego, por otra parte, se pronuncia a favor de la Medida (Measure) D, y exhorta a los San Dieguinos a ejercer su voto a favor de dicha Medida.

Súmese a nosotros para proteger a nuestras comunidades.

Vote SÍ en la Medida D.

 

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