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Rita Sánchez: Revolución a través de la Escritura

Created: 14 February, 2018
Updated: 13 September, 2023
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5 min read

A pesar de que la vida la ha llevado por caminos inesperados, Rita Sánchez ha utilizado su pasión por la escritura para ayudar a estudiantes a sobresalir en sus estudios y para preservar las historias de las mujeres que han ayudado a formar la historia de San Diego.

Sánchez, quien es co-editora de “Chicana Tributes: Stories for the New Generation”, una colección de historias de 61 chicanas activistas en diferentes profesiones como educación, arte y oficinas públicas, no tenía planeado convertirse en una persona quien trajera empoderamiento al movimiento Chicano, pero si lo hizo.

Como la séptima de 11 hermanos, Sánchez planeaba ir a la universidad y seguir una carrera en periodismo hasta que una consejera de su escuela le dijo que debía abandonar ese sueño debido a la situación financiera de su familia y, en su lugar, debería seguir una carrera como secretaria.

“Cuando tenía 16 años, tragué mis palabras y tomé sus comentarios, pero estaba decidida, así que la ignoré y seguí estudiando”, dijo Sánchez.

Ella asistió a la Universidad Estatal de San José, pero salió después de casarse a los 20 años, lo cual dijo que parecía el paso normal debido a las tradiciones en su familia y los roles que las mujeres debían ocupar en esos tiempos.

Sánchez trabajaba para ayudar a su esposo mientras que terminaba sus estudios universitarios y la escuela de leyes, pero lamentablemente tras 10 años de matrimonio se divorciaron.

“No quería volver a casa deshecha y un fracaso porque no había mantenido mi matrimonio”, dijo Sánchez.

Como sintió que el camino tradicional que ella siguió no funcionó, Sánchez, quien ya era madre de dos hijos, decidió regresar a la universidad.

Ella asistió al Colegio Comunitario Foothill y se transfirió a la Universidad de Stanford durante la década de 1970.

Durante su primer día en la universidad, ella recuerda que hubo una reunión para anunciar que la Marcha Nacional de la Moratoria Chicana, una marcha contra la guerra en Vietnam en Los Ángeles dirigida por chicanos, había sucedido y tres personas habían perdido la vida.

Aunque quería concentrarse únicamente en su educación, se encontró en medio de un movimiento revolucionario que no podía ignorar.

“No te puedes escapar de la historia y no te puedes escapar del racismo que se te tira a la cara a donde quiera que vayas”, dijo Sánchez. “Si eres producto de ser una persona de color, ser bicultural o bilingüe, no importa dónde estés, vas a tener que enfrentarlo”.

Sánchez obtuvo su licenciatura en literatura inglesa y su maestría en Educación y Literatura en 1973. Fue invitada a participar en el Comité Asesor de Asuntos Chicanos para ayudar al presidente de Stanford y ayudó en el proceso de contratar a la directora.

Ella fue la primera mujer en recibir la Beca Stanford Chicano Fellowship y la primera en dar un curso sobre mujeres mexicoamericanas en Stanford y también impartió un curso de escritura desde una perspectiva chicana.

Sánchez dijo que su trabajo y todo lo que hizo fue el resultado de la lucha que enfrentaban las minorías durante esa época.

Aunque se estaba convirtiendo en ser la primera en muchos aspectos, ella recuerda que sentía que no estaba haciendo lo suficiente porque no podía hacer el mismo activismo que otros estudiantes estaban haciendo debido a la responsabilidad de criar a sus dos hijos.

Sin embargo, durante una conferencia, la invitaron a ser panelista y ella decidió decir que la escritura en sí misma era revolucionaria y Sánchez dijo que ese concepto la ha seguido a lo largo de su vida y ha moldeado su trabajo.

“Salir a las calles fue revolucionario, pero escribir fue igual de revolucionario porque teníamos que escribir para llegar a donde habíamos perdido, necesitábamos publicar, necesitábamos una mejor educación”, dijo Sánchez.

En su artículo titulado “Chicana Writer Breaking out of Silence”, el cual fue publicado después como “Writing as a Revolutionary Act”, se convirtió en su modo de ser parte de la revolución.

Foto cortesía de Richard Griswold del Castillo.

Sánchez fue profesora por casi 10 años en la Universidad Estatal de San Diego y en 1990 comenzó a trabajar en el Colegio Mesa, donde resurgió el concepto de escribir como un acto revolucionario.

Ella dijo que notó que varios estudiantes no estaban siendo transferidos de la universidad comunitaria porque no podían pasar el examen de escritura. Entonces ella decidió trabajar con cada estudiante y ayudó a cientos de estudiantes a transferirse.

“No recuerdo haber creído que mis escritos eran un acto revolucionario”, dijo Sánchez. “Creo que comencé a sentir por estos estudiantes”.

Ella trabajó con cada estudiante y ayudó a cada uno a identificar lo que les faltaba o los errores que estaban cometiendo y que les estaban impidiendo pasar el examen. Sánchez dijo que una vez que comenzó a trabajar con esos estudiantes, sintió que tenía una verdadera misión en la vida.

“Todos luchan por algo, y todos se preocuparon porque los estudiantes pasaran sus exámenes, pero realmente me dediqué a hacer que los estudiantes pasaran para poder transferirse”, dijo Sánchez.

Ahora retirada, Sánchez continúa su trabajo utilizando la escritura como un acto revolucionario para preservar las historias de las mujeres chicanas en San Diego a través de su trabajo con el Comité del Archivo Chicana con su esposo Richard Griswold del Castillo.

Durante un evento para recaudar fondos para los archivos, Sánchez colocó un “Muro de Tributo” compuesto por imágenes de mujeres en San Diego y al tener una reacción tan positiva por parte de la gente en el evento, se le ocurrió la idea de hacer un libro.

A través del libro “Chicana Tributes: Stories for the New Generation”, se están preservando las historias de cada una de esas 61 mujeres. El libro fue co-editado por Sánchez y Sonia López y escrito por 61 mujeres co-autoras.

Sánchez desea que mujeres que lean las historias se sientan inspiradas a compartir otras historias de otras mujeres quienes han tenido un impacto en la historia.

“Hizo que todas las jóvenes estuvieran realmente orgullosas de saber que tenían una historia y que hay otras mujeres como ellas”, dijo Sánchez.