Un Recorrido por Israel
Fue el 24 de marzo, siendo las 10 a.m., cuando emprendí el viaje a Israel, con una invitación especial de nuestros colegas de Fuente Latina, medio de comunicación que cubre el medio oriente para la audiencia hispanoparlante.
En la sala de espera, todos los colegas de medios que abordaríamos el vuelo nos mostrábamos un poco nerviosos. Muchos de nosotros, al igual que yo, hemos visto en los medios de comunicación muchas notas negativas acerca de Israel y sus relaciones políticas regionales. Aun así, decidí aceptar esta oportunidad de conocer la Tierra Santa, lugar del cual muchos no tenemos conocimiento.
Después de realizar un viaje de 24 horas, por fin llegamos a nuestro destino. Fue un viaje largo, en mi vida había hecho un viaje tan largo y con tantas escalas, pero valió la pena porque llegué a un mundo desconocido.
Al llegar al aeropuerto de Tel Aviv quedé impresionado con la moderna infraestructura y el alto grado de seguridad con el que este cuenta.
Al salir del aeropuerto, conocimos a nuestro chofer, Ibrahim, un hombre alto y maduro quien fue muy amable con el grupo en todo momento.
A pesar de estar en buenas manos, todos seguíamos en estado de alerta al estar en un país en guerra donde se detonan bombas y existe el peligro de un ataque espontáneo. Con incertidumbre, pero con mucho entusiasmo por conocer la realidad de Israel, seguimos nuestro curso hasta llegar a Jerusalén.
Durante el recorrido de media hora del aeropuerto de Tel Aviv a Jerusalén pude apreciar las excelentes carreteras que conectan a estas dos ciudades. De igual forma, pude ver en persona la segregación de varias poblaciones palestinas dentro de la tierra que también han habitado por siglos. Estas poblaciones están separadas del resto de Israel por muros de concreto, como los que propone utilizar en nuestra frontera sur el actual presidente en turno.
Al día siguiente conocimos un poco de la cocina local a la hora del desayuno. Al ver la oferta culinaria a la hora del almuerzo, nos dimos cuenta que los israelitas comienzan su día de una forma muy sana, ya que su desayuno consta de mucha verdura, queso, hummus y el pan pita. Una vez terminado el desayuno comenzamos un recorrido hacia el Monte de los Olivos, uno de los puntos más altos de Jerusalén.
Como parte del recorrido del monte, nuestro guía nos introdujo a los hechos más importantes que ocurrieron en los tiempos de la Biblia. Tras escuchar las historias que sucedieron en el Monte de los Olivos partimos hacia la Vieja Jerusalén, siguiendo el mismo recorrido que caminó Jesús de Nazaret durante el Vía Crucis.
Al bajar del Monte de los Olivos pude apreciar una impresionante vista de Jerusalén. Desde las alturas la ciudad se ve rústica, tan antigua como moderna, en su monocromático tono de piedra de cantera, cual cubre la fachada de todos los edificios. Esta estética proviene de un decreto británico cual dicta que los edificios de la ciudad deben ser construidos en piedra del mismo color, decisión que desde las alturas da a Jerusalén una impresionante belleza.
Al llegar a la vieja Jerusalén me impactó ver cómo en un pequeño territorio se han reunido pacíficamente miembros de las sectas religiosas originarias de esta región y sus denominaciones derivadas. En este sitio, me encontré con musulmanes, católicos, cristianos, judíos y griegos ortodoxos entre los visitantes, todos alabando en paz.
Una vez terminado el Vía Crucis, llegamos al Templo del Santo Sepulcro, donde se cree que fueron depositados los restos de Jesús tras ser crucificado. El templo, resguardado por ortodoxos griegos cuenta con un mausoleo está hecho de piedra con detalles de cantera cual se puede ingresar una persona a la vez.
Tras visitar uno de los sitios más sagrados entre los cristianos, nos dirigimos al lugar más sagrado dentro del Judaísmo: El Muro de los Lamentos. También bien conocido como el Muro Occidental, este famoso muro es lo que queda del antiguo Templo de Jerusalén, cual albergaba las tablas de los mandamientos y el arca de la alianza, que romanos destruyeron. El Imperio Romano dejó un solo muro en pie como recordatorio de que los romanos había vencido a los judíos.
El acceso al muro cuenta con una separación entre hombres y mujeres. Una vez separados, los hombres tienen que ingresar un kippá: Un pequeño sombrero cual representa la coronación de Israel. Ya adentro, observe cómo los judíos rezan los salmos, hacen peticiones y cantan. Mientras alaban a su manera, los judíos hacen un movimiento con el cuerpo, moviéndose hacia adelante y hacia atrás simulando una vela encendida. Me impactó ver cómo y cada una de las personas oran con una gran fe y convicción. Tras hacer una oración y haber depositado nuestro papelito en el muro, salí de este sitio viendo el muro sin perderlo de vista, como lo dicta la tradición.
Al día siguiente conocimos otro lugar con gran importancia histórica: El Mar de Galilea. Este mar, ubicado 175 kilómetros al norte de Jerusalén y cerca de la frontera con Siria, es donde según el Nuevo Testamento Jesús calmó una tormenta y puso a prueba la fe de su discípulo Pedro, su más importante apóstol. En un pueblo a las orillas de este cuerpo de agua aún se encuentra la vivienda familiar que se cree era donde vivía Pedro y su familia.
Después de conocer el Mar de Galilea conocimos Nazareth, cual está ubicado a 30 kilómetros al sur del Mar de Galilea. En este pueblo es donde según las escrituras cristianas nació Jesús y actualmente es donde se encuentra la Iglesia de la Anunciación, templo construido donde el Arcángel Gabriel anunció a María que será madre del mesías. En esta iglesia existen murales hechos por cada uno de los países católicos del mundo, todos plasmando la imagen de María y Jesús. En su interior también se encuentran murales de oro, de madera, y piedras preciosas.
A pesar de contar con muchísima historia antigua que data desde los tiempos de la biblia, Israel también cuenta con su lado moderno. Volviendo a Tel Aviv, donde pisamos Israel por primera vez, pude finalmente apreciar cómo se vive en el siglo XXI más a fondo.
La capital israelita cuenta con rascacielos, amplias avenidas con espacio para la gente que se transporta en bicicletas, restaurantes de lujo con exquisitos platillos, playa en el Mediterráneo. El transporte público es un método eficaz de llegar a cualquier espacio público, como los tantos museos, centros comerciales, y parques de la ciudad.
Me llegué a preguntar, como se puede financiar una ciudad así? Al estar en el medio oriente, ¿Israel es rico en petróleo? Pues resulta que Israel es un país muy enfocado en su industria tecnológica, algo que yo desconocía.
Tuvimos la oportunidad de visitar varias empresas donde nos mostraron un poco de las tecnologías que actualmente se están desarrollando en este país. Entre estas compañías enfocadas en la innovación tecnológica conocimos Orcam, en cual manufactura lentes inteligentes que ayudan a personas con problemas de visión a ver por medio de una cámara; Mobi ODT, una empresa desarrolladora de aparatos para la salud enfocada en el cáncer cervicouterino; Moovit, un developer cual creó una aplicación para ver con exactitud el tiempo de espera en la transporte público; Netafim, cual crea sistemas de riego agricultural por goteo; e Insulog, cual fabrica plumas-inyecciones con insulina y desarrolla un software cual es capaz de llevar un historial completo de los niveles de insulina de los pacientes.
Tras conocer su sector tecnológico no me sorprendió conocer que el 80 por ciento del producto interno bruto de Israel viene de esta industria. La innovación dentro del desarrollo de aplicaciones, aviación, telecomunicaciones, aplicaciones militares, y en el cuidado de la salud han puesto a Israel en la vanguardia mundial y tecnológica.
En este viaje me tocó vivir varias experiencias: Fui transportado del presente hasta los tiempos de la biblia, conocí un país lleno de gente amable y bondadosa, aprendí de los tantos estragos que este pueblo ha vivido como las guerras y el Holocausto, y descubrí que al final del día si puede haber armonía entre las religiones que consideran esta tierra como sagrada.
Aun así, lo que más cargo conmigo de este viaje es saber que este pueblo que ha vivido tanta tragedia vive su vida sin pensar en el mañana, disfrutando cada momento. Este sentimiento y lo saben transmitir con su paz y alegría.
Israel es un país que guardare en mi mente y corazón para toda la vida.