El caso de Hank Rohn tiene a Mexico hablando
Un convoy de 16 unidades militares con 50 soldados a bordo, escoltó al empresario y político Jorge Hank Rhon hasta el juzgado noveno de distrito donde se le acusó formalmente de acopio de armas y se le tomo la declaración preparatoria para iniciar su proceso legal.
Afuera se encontraba un pequeño grupo de sus defensores que vitorearon mientras él, vestido de ropa gris deportiva y con manos esposadas, permaneció cabizbajo sin siquiera voltear.
Hank y los 10 individuos con los que fue arrestado el sábado pasado, llegaron de regreso a Baja California en avión militar la madrugada del martes e ingresados en penal de “El Hongo”, una inhóspita cárcel situada a las afueras de Tijuana.
La PGR en Baja California, confirma que Hank enfrenta cargos de acopio de armas luego de que el Ministerio Publico determinara que apenas 10 de las 88 armas incautadas en su domicilio tienen permiso.
Del resto, 49 son de uso exclusivo del ejército.
En el operativo se incautaron también más de 9 mil cartuchos, ocho mil de los cuales son del calibre usado por estas armas prohibidas, de grueso calibre.
El resto de los detenidos, —guardaespaldas del propio Hank— enfrentan cargos menores de portación ilegal de armas de fuego.
Hace una semana nadie, —ni los detenidos, ni México entero— se imaginaría este escenario; un excéntrico y polémico millonario, miembro de una familia y de una clase política considerada “intocable” detenido por el ejército en la madrugada y exhibido públicamente por el gobierno federal acusado de un delito grave que lleva entre 10 y 15 años de prisión.
La manera en la que fue detenido fue la comúnmente utilizada en miles de casos en todo el país de la administración Calderonista: Militares detienen a alguien sin orden de aprehensión, argumentando a) flagrancia en el delito o b) llamada anónima y con ello “siguen” el caso y entran a casas sin orden de cateo y detienen a más gente sin orden de aprehensión.
Pero en otro sentido hay distinciones claras entre el trato a Hank y al resto de los Mexicanos.
Dos días después de su detención la familia de Hank Rhon pudo volver a su casa, esto después de que se permitiera a Maria Elvia Amaya de Hank y a su hijo ser testigo del cateo a su residencia.
Hank fue visitado inmediatamente por personal de Derechos Humanos y se interpuso una queja ante la comisión de derechos humanos por privación ilegal de la libertad, negación de defensa y falta de orden de cateo.
Dos cosas que generalmente no le suceden al resto de la población cuando son violentadas sus garantías individuales.
Tampoco marchan 6 mil personas en Tijuana pidiendo su liberación, como se hizo con Hank y tampoco se arma un debate nacional sobre la motivación y el sustento de su detención.
Se habla de venganzas internas en el PRI; su cercanía con el pre-candidato presidencial Peña Nieto o de otras motivaciones de corte político, ninguna sólida ni comprobada.
Más allá de motivos, incluso sus detractores han cuestionado el actuar de los militares y la PGR. La mayoría, incluyendo al analista político Federico Reyes Heroles advierten que Hank debería de ser “indefendible” y nadie argumenta que Hank sea incapaz de cometer el delito del que se le acusa (o muchos otros).
Pero si las autoridades federales o internacionales tienen un caso sólido contra él por este o cualquier otro delito, ¿por qué no hacer la detención con orden de aprehensión, cateo y presentación de por medio?
Como reza el título de la columna de Manuel Ajenjo en la revista El Economista, la pregunta es, ¿Por qué Hank? ¿Por qué ahora?
Señalamientos
El ex alcalde priista dueño de la red más grande de casinos de México, un Hipódromo y del grupo de fútbol de esta ciudad, —que recientemente ingreso a primera división—no es ajeno a procesos judiciales.
En 1991 fue detenido en el aeropuerto de la ciudad de México acusado de contrabando; ha sido sujeto a diversas investigaciones a cargo de autoridades federales en Estados Unidos por tráfico de especies en peligro y otros delitos, sin ser nunca llevado a juicio.
Es señalado como el autor intelectual del homicidio del periodista del semanario tijuanense Zeta Héctor Félix Miranda, “El Gato Felix” por cuya muerte está preso su ex escolta Antonio Vera Palestina cuyo hijo, Jorge Vera “El Verita” es su actual jefe de escoltas. Nadie sabe su paradero desde el sábado de la detención.
Apenas dos semanas antes de su captura fue filtrado por WIKILEAKS un documento confidencial del entonces cónsul de Estados Unidos en Tijuana, Donald Kramer, donde se refiere a Hank como un alcalde corrupto y narco-traficante.
El cónsul refiere un incidente en abril del 2009, en el que policías estatales iban a detener a un ciudadano estadounidense por tener una orden de aprehensión en su contra en EU, pero este subió a un auto con guardaespaldas y se refugió en el Hipódromo.
Los policías estatales se negaron a entrar ahí o seguir la persecución.
Ese mismo año, el semanario Zeta relata que un agente de CBP le quita su visa, diciendo “muchas sospechas” y que desde entonces no cruza a Estados Unidos.
En este nuevo roce con la ley, su situación legal está por determinarse, el martes 14 de junio, tendrá su segunda audiencia ante el juez donde estará su séquito de abogados enfrentando las pruebas que contra él presente el estado.