Más de 10 mil trabajadores en el condado de San Diego y otras regiones adheridos al sindicato SEIU Local 221 hicieron oficial su intención de ir a huelga en menos de 10 días.

Los miembros de este sindicato dijeron posterior a llevar a cabo manifestaciones, y una gran cantidad de intentos para llegar a un acuerdo con las autoridades que el diálogo se había agotado.

Los trabajadores llegaron de forma directa a las oficinas del condado de San Diego, en especial a la de la directora administrativa, quien no estuvo para recibir el documento, que dio un plazo de menos de dos semanas para que se condicione a los trabajadores esenciales y se pueda determinar el día exacto en que miles de empleados y servicios no se proporcionen a la comunidad.

“Esta es una carta para asegurarnos que la comunidad esté enterada de los servicios que serán interrumpidos cuando vayamos a huelga”, aseguró David Garcias, presidente del SEIU Local 221. “La notificación de 10 días empieza hoy, y después de los 10 días, la huelga puede empezar en cualquier momento”.

Aún no se define cuánto durará la huelga, pero aseguran los trabajadores que ante la nula respuesta del condado podría extenderse más de solo un día, como hasta el momento se tiene planeado.

“Esperemos que solo dure un día, pero si es necesario será una semana, o un mes, vamos a hacer lo que tengamos que hacer, porque no es justo que a nosotros nos pongan en esta situación, a nosotros ni a nadie de aquí”, dijo Carmen Pérez trabajadora de recaudación de impuestos para el Condado de San Diego.

Lo más preocupante ante la llegada de esta huelga, aseguran los trabajadores, es la falta de buena voluntad de las autoridades para llegar a un acuerdo y las precarias condiciones de vida a la que someten a miles de empleados que diariamente contribuyen a la región sin recibir un sueldo justo.

Los empleados, en su mayoría parte de dependencias dedicadas a la entrega de servicios básicos como alimentación, salud, educación, impuestos, y apoyo a personas de la tercera edad, ven esta huelga con la esperanza de que sea el factor decisivo que cambie su calidad de vida.

Este hecho histórico, aseguran, es parte del hartazgo de los ciudadanos ante los bajos sueldos y alto costo de vida en el condado, pero también prueba de la unidad de sus trabajadores y comunidad para exigir justicia por las familias y el trabajo duro que se realiza día con día.