Alguien está profanando contra la reforma de salud del presidente Barack Obama. ¿Existen o no culpables? Puede ser una maquinación de los republicanos o puede ser la falta de unión de los demócratas. O puede ser un problema del presidente Obama.

 Aparentemente el Presidente nunca tuvo la oportunidad de deliberar en forma clara y concisa el mensaje de la reforma de la salud.

 ¿Qué pasó con su famosa oratoria? Muchos analistas políticos y especialistas en la comunicación concuerdan que Obama es uno de los presidentes más dotados por su capacidad de persuasión con la palabra. Es un orador de pura sepa. Algunos lo han comparado —y con mucho derecho— con Martin Luther King y John F. Kennedy.

 En Julio de 2004, durante la Convención Democrática en Boston, Obama introdujo, por primera vez, su talento de gran orador. La gente le interrumpió muchas veces, lo aplaudieron y vieron el surgimiento de un líder afroamericano con aspiraciones reales a la presidencia. No se equivocaron.

 Cuatro años más tarde, en el tramo final de las elecciones presidenciales, la bandada republicana hizo todo lo posible para asociar a Obama con el pastor Jeremiah A. Wright Jr., quien había hecho comentarios virulentos contra la nación norteamericana.

 Por poco logran su cometido. Sin embargo, Obama nuevamente hizo uso de su maestría en la palabra. Habló como un dios griego con relación a las cuestiones raciales, y convenció a todos que era un líder de todos y no sólo de los negros.

 Después de vencer a John McCain en las elecciones de 2008, el discurso prodigioso de Obama contagió a demócratas y republicanos y sirvió para convencernos  de que necesitamos un paquete económico multi-billonario para salir de la recesión económica.

 Por otra parte, su mensaje también causó estupor en otros países del mundo. En Egipto, por ejemplo, sus palabras hicieron temblar a la sociedad islámica, produciendo serios disturbios en Irán, en donde la oposición se movilizó con todo en contra del gobierno de Mahmoud Ahmadinejad.

 ¿Qué es lo que pasa ahora? ¿Dónde están sus palabras prodigiosas?  Desde que se inició la propuesta de la reforma de salud, el presidente Obama no ha podido conectarse con el pueblo norteamericano a través de su mejor arma: la palabra.

 Claro, hubo algunos impertinentes que no estaban en sus planes. Inicialmente el percance del profesor de la Universidad de Harvard, Henry L. Gates, y el policía James Crowley. Cuando más necesitaba enfocarse en la reforma de salud, Obama se embarró con el problema racial. Esta vez, los republicanos supieron explotarlo y le ganaron la delantera.

 Luego vino el rescate del ex presidente Bill Clinton a las dos periodistas norteamericanas en Corea del Norte. A pesar de que el presidente Obama le dio la luz verde, la noticia de la liberación aniquiló la fuerza necesaria para persuadir a la nación sobre su reforma de la salud.

 En otras palabras, el discurso del presidente Obama fue víctima de diversas circunstancias e impertinentes políticos.

 Lamentablemente hasta hoy, mucha gente que no sabe exactamente de que se trata la reforma de la salud. El presidente Obama perdió la brújula de la oratoria. Y con esa pérdida, es probable que la reforma de salud no tenga el final esperado.

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