Purgatorio de Rubio
Comentario:
Por Humberto Caspa, Ph.D.
Marco Rubio es un tanto demasiado rubio para considerarse Latino. No es el color de su tez lo que lo deslatiniza, tampoco es su ascendencia ancestral, ni mucho menos su nombre. Los güeros, las personas de ascen-dencia europea y los Rubio, respectivamente, los hay desde México hasta Tierra del Fuego.
El problema de Rubio es su falta de sincronía con los ideales e intereses de comunidad latina. Su plan migratorio es una aberración a las pretensiones de miles de estudiantes indocu-mentados que llegaron a este país cuando no tenían uso de razón y no tuvieron la oportunidad de elegir entre quedarse allí o venir aquí.
“Ellos [los estudiantes indocumentados] recibirían una visa no inmigrante, renovable, que les permitiría estar legalmente en el país, a través de la cual podrían estudiar y trabajar”, comentó Rubio a una periodista de la La Opinión.
De acuerdo a su proyecto migratorio, una parte de la población de indocumentados estaría prácticamente viviendo en un lugar similar al purgatorio de la iglesia católica. Un lugar donde el individuo no sabe si esta o no está a salvo.
En este sentido, los estudiantes indocu-mentados serían culpables por pasar la frontera mexicana-norteamericana sin los trámites legales correspondientes, aunque no sufrirían la desagradable experiencia de ser deportados.
Sin embargo, la posibilidad de salir del estado de incertidumbre sería virtualmente nula, dado que el proyecto migratorio de Rubio no otorgaría residencia legal (green card), ni mucho menos permitiría la ciudadanía norteamericana.
En consecuencia, se estaría creando una clase social de indeseados dentro de la sociedad norteamericana. Es decir, una población o personas legales de segunda clase, sin derecho a la máxima fuente del civismo nacional: la ciudadanía.
Lo anterior es una contradicción palmaria a los ideales de la constitución política norte-americana y unas leyes migratorias que, a pesar de haber tenido históricamente fuertes inclinaciones hacia la intolerancia, han sido consistentes con reconocer los derechos civiles y libertades ciudadanas del individuo.
Asimismo, el proyecto de Rubio se opone claramente a la asimilación cultural o al Melting Pot. Desde el inicio de la República Norteamericana, los nuevos inmigrantes, particularmente los europeos, encontraron en el Melting Pot una fuente de integración para encontrar su Sueño Americano.
Por el contrario, el plan de Rubio tiene como meta alterar la política del país en un proceso electoral singular donde los latinos se han convertido una masa política valiosa para las pretensiones de candidatos demócratas y republicanos.
De acuerdo a los recientes estudios demográficos del Pew Research Center, los demócratas tienen una ventaja de 67% a 27% sobre los republicanos en los votos de latinos.
Pareciera mas bien que Rubio quiere ampliar su “currículum vitae” en sus pretensiones de ser nombrado compañero de Mitt Romney para las elecciones presidenciales en noviembre.
A pesar de que los republicanos necesitan el apoyo latino, el nombramiento de Rubio sería desastroso. No simplemente su figura es polarizante, sino que también adolece de experiencia y latinización.
Humberto Caspa, Ph.D., es profesor e investigador de Ecomonics On The Move. E-mail: hcletters@yahoo.com