“Siento que Richard Nixon y su familia ya han sufrido demasiado y seguirán sufriendo a pesar de lo que yo decida [en este momento] y a pesar de lo que nosotros decidamos como país y como nación”.

            Lo anterior fue un preámbulo del presidente Gerald Ford antes de promulgar su edicto de perdón a favor de Richard Nixon, quien había prácticamente ultrajado al país por el medio del embrollo de Watergate, el escándalo político más deplorable de la nación.

            Nervioso, pero muy seguro de sí mismo por la decisión que había tomado, Ford continuó con su dictámen:

            “…Por consiguiente, yo, Gerald R. Ford, presidente de los Estados Unidos, con el poder de perdón que me confiere el Articulo II, Sección 2 de la Constitución de la Nación, concedo una absolución completa a Richard Nixon por sus agravios contra Estados Unidos…”

            En esos años, yo estaba en la escuela básica, todavía no captaba los pormenores del delito del ex presidente norteamericano, pero si llegué a ver el tremendo impacto y la perplejidad de la gente en Bolivia, mi país natal.

            ¿Cómo es posible que perdonen a una persona que ha engañado a su país?, decían los bolivianos. Yo creo que todas las personas del mundo se preguntaban lo mismo.

            De mismo modo, hoy la población de California se encuentra sorprendida por la conmutación de Arnold Schwarzenegger a favor de Esteban Nuñez, hijo del líder político Fabián Nuñez.

            El joven Nuñez había tomado parte de una riña callejera cerca de la Universidad Estatal de California San Diego, donde murió Luis Santos, estudiante de San Diego Mesa College. Arnold Schwarzenegger redujo su sentencia de 16 años.

            ¿Cómo es que el Gobernador haya podido conmutar a un individuo sancionado por la justicia ordinaria?

            A pesar de no ser el implicado directo en la muerte de Luis Santos –no lo apuñaló—, Nuñez si participó como cómplice y como partidario del altercado callejero.

            Schwarzenegger sentenció su dictámen de la siguiente manera: “No hago a un lado la gravedad de la ofensa, pero debido al papel menor que jugó Nuñez en la muerte de Santos, y considerando que… Nuñez no había tenido ningún tipo de ofensa anterior, pienso que la sentencia es excesiva”.

            Nuestro sistema político, tanto el gobierno federal como el estatal, permite al presidente y al gobernador, respectivamente, perdonar y/o conmutar a una persona convicta por un crimen después de demostrar –durante su pena— una buena conducta.

            Es posible que Nuñez no haya tenido ningún tipo de delitos menores en el pasado o que su sentencia fue demasiado fuerte, lo cierto es que cometió un atropello contra un ciudadano. En este sentido, un juez decidió darle 16 años de cárcel, basado en los hechos y las indagaciones pertinentes del caso.

            Así, la conmutación de Esteban Nuñez tiene raíces políticas. De no haber sido el hijo de un político de gran influencia, quien también es socio y amigo del ex gobernador, la conmutación nunca se hubiera llevado a cabo.

            Schwarzenegger debería haber dejado que la sentencia siguiera su curso hasta que el nuevo gobernador tenviera jurisdicción sobre el caso.

            Era una tarea del Jerry Brown absolver, o conmutar, o no hacer nada en torno a la sentencia de Nuñez.