En los últimos años Baja California se ha ganado el reconocimiento mundial por ser uno de los exponentes más ricos en cultura y gastronomía. Y en tiempos de una crisis económica, estar bajo los reflectores cae como anillo al dedo para el estado fronterizo. Poco a poco han surgido los solicitados restaurantes de comida baja californiana mezclada con recetas mediterráneas (llamados cocina BAJA-MED) además de otros negocios que buscan ofrecer un estilo único a base de las legumbres que se cosechan en esta región. Este nuevo estilo de turismo no sólo es propicio para el regreso del turista anglosajón, sino que ha despertado el interés de turistas europeos ya que se cuenta con el reconocimiento de los mejores chefs a nivel mundial.

Es aquí donde la secretaria de turismo estatal y los gobiernos de los 5 municipios, están apostando de nuevo a los viejos nichos de turismo, sectores que a simple vista pueden parecer lugares inhóspitos y olvidados, para mostrarle al mundo que Baja California debe ser reconocida por los diferentes tipos de relieve que ofrece.

Uno de estos lugares que anterior-mente recibía una afluencia turística enorme y hoy poco a poco recupera su popularidad, es el pueblo cachanilla ubicado a poco mas de 180 kilómetros al sur de la capital baja californiana. San Felipe tiene apenas los 16 mil habitantes que en su mayoría son norteamericanos que decidieron pasar sus días de retiro en este pueblo que les ofrece tranquilidad; los locales que ahí existen dedican sus labores en pequeños negocios de comida, hotelería y/o a la pesca.

San Felipe es una región que ofrece desierto, playa, sierra y sobre todo tranquilidad; su relieve llevó a este pueblo mexicalense a ser por décadas la sede de arranque de las reconocidas carreras Off-Road Baja 250 de SCORE, recientemente se celebró el décimo aniversario del concurso internacional de paella, donde en dicho evento anualmente se realiza una paella gigante que alimenta a los más de mil asistentes, además de contar con un aeropuerto internacional privado.

Las actividades que se pueden realizar en San Felipe pueden llamarse infinitas pues aun quedan muchas áreas vírgenes por descubrir, basta manejar 5 minutos a la redonda del pueblo para encontrar dunas de arena y poder pasear en una motocicleta, o bien disfrutar de la costa del golfo de california, pero de acuerdo a los residentes y comerciantes de este pueblo mucho turismo regresa por el favoritismo a la pesca deportiva, observación de flora y fauna, windsurfing, kayak, velerismo, camping, excursionismo, fotografía, golf, buceo, y snorkeling.

Aunque el conocido malecón de la playa tiene muchos inmuebles vacíos a falta de una inversión económica que recupere las pérdidas de los negocios que anteriormente vendían desde curiosidades mexicanas hasta comida y cerveza; los pocos comerciantes que quedan ahora ponen sus esperanzas de una recuperación y creación de empleos en la dependencias gubernamentales para que logren atraer a más turistas a pesar de la mancha que ha tenido a los estados mexicanos debido al impacto del narcoterrorismo.

Un poco más al noroeste se ubica otro diamante en bruto de Baja California, se trata del municipio de Tecate, ciudad que ha recibido su mayor prestigio por ser la casa de una de las cerveceras expor-tadoras mexicanas más importantes a nivel mundial. En medio de Tijuana y Mexicali, Tecate comparte los diferentes relieves y bellezas naturales de todos los municipios bajacalifornianos.

El sector turístico busca apostarle en esta ciudad a los centros de desintoxicación y relajación, entre ellos el que más visitas tiene por estar alejado de los ruidos de la ciudad es la Hacienda de Rancho Santa Verónica, un espacio completamente recreativo ubicado a 15 minutos en las afueras de la ciudad cervecera.

A simple vista parece ser un lugar terregoso con un in-mueble de búngalos bañados por las tormentas de arena; este escape recreativo ofrece al turista canchas de tenis, albercas, spa, paseo de caballos, restaurantes, espacios para camping, además del tratamiento de belleza único en Latinoamérica, el baño de cerveza, que a base de sumergirse en 2 barriles de cerveza se logra regenerar células de la piel. Como estos dos lugares existen más pueblos y ejidos que han quedado olvidados en los cerros y desiertos del estado cachanilla, dejar perder estas áreas por la falta de turismo sería una perdida no solamente para el turista si no para el bajacaliforniano que nunca descubrió su estado, basta visitar algunos sitios de internet para poder planear un fin de semana y disfrutar de la naturaleza Baja Californiana.