El gobierno de Estados Unidos defendió el uso de gas lacrimógeno para dispersar a un multitudinario grupo de inmigrantes que el pasado fin de semana se apresuró hasta la frontera con San Diego, mientras que se acrecientan las críticas de activistas que consideran que dicha reacción fue “exagerada”.

Lo que inició como una manifestación pacífica del lado mexicano por parte de integrantes de la caravana migrante que pretenden solicitar asilo político a Estados Unidos, rápidamente escaló a disturbios que obligaron al cierre temporal de la garita de San Ysidro.

El grupo que buscaba llegar hasta el cruce peatonal PedWest logró evadir el cerco de seguridad montado por la policía mexicana que les impidió el paso al que sería el punto de reunión.
La tensión se incrementó cuando algunos de ellos intentaron cruzar la frontera de forma ilegal, lo que desató la intervención de cientos de agentes federales, entre cuyas tácticas se encontró el uso de gas lacrimógeno.

Kevin McAleenan, comisionado para la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés), insistió en que el accionar de los oficiales fue necesario para controlar a unos “1,000 individuos” que querían ingresar ilegalmente al país, y para evitar que “una situación peligrosa se tornara aún peor”.

El funcionario mantuvo que en medio del altercado algunos de los inmigrantes arrojaron piedras, botellas y otros proyectiles en contra de los oficiales. Finalmente, 69 personas que intentaron cruzar por la fuerza fueron detenidas en suelo estadounidense, según datos de CBP.

Este incidente fue condenado por activistas defensores de derechos humanos, dado que el conflicto se dio en una zona donde se encontraban menores de edad.
“Es inconcebible que la Patrulla Fronteriza reprima violentamente a inmigrantes que han expresado su deseo de solicitar asilo a Estados Unidos. El disparar contra hombres, mujeres y niños con gas lacrimógeno es un comportamiento reprensible”, consideró Pedro Ríos, director del Comité de Amigos Americanos en San Diego.

Por su parte, Vicki B. Gaubeca, directora de la Coalición de Comunidades Fronterizas, consideró que lo acontecido responde a la insistencia del presidente Donald Trump de construir un muro con México.

“La frontera sur es uno de los lugares más seguros de la nación y aún así, Trump continúa utilizando una falsa premisa de que estamos en guerra con nuestros vecinos al sur, y que necesitamos disparar balas de goma y gas lacrimógeno contra familias que solo buscan proteger a sus hijos”, mencionó.

Mientras tanto, el gobierno de México ya ha presentado una nota diplomática por el uso de armas no letales que llegaron hasta su territorio. En ella, se solicita a autoridades estadounidenses una investigación exhaustiva de los hechos.

“México reitera su compromiso de continuar protegiendo en todo momento los derechos humanos y la seguridad de las personas migrantes”, se lee en el comunicado difundido por la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE).