Cerca de medio centenar de periodistas de Tijuana y San Diego marcharon por un tramo de la Zona del Río de Tijuana en protesta por tres homicidios de periodistas en tan solo una semana, con los que se suman 14 desde que el presidente Andrés Manuel López Obrador asumió el cargo.

El gremio recorrió pacíficamente con mantas de la Secretaría de Seguridad Pública Municipal, a la Procuraduría Estatal de Justicia y a la Fiscalía General de la República donde encendieron cirios, descansaron equipo en protesta y leyeron el siguiente pronunciamiento:

Los periodistas de Baja California nunca vamos a tolerar que las muertes de nuestros colegas se vuelvan un acto común”.

La pérdida de un solo periodista es irreparable para la sociedad, porque impacta en el derecho a la información, tan necesaria que muchos la consideramos un derecho humano.

Los asesinatos de tres de nuestros colegas en unos cuantos días patentizan el desdén oficial a nuestra profesión, y por lo tanto a ese derecho de la gente a informarse.

Ningún presidente nos ha protegido; los anteriores argumentaban limitaciones por jurisdicciones, pero tampoco impulsaron una ley federal. Y cuando la sociedad pensaba que vendría un cambio, los asesinatos de periodistas han merecido del ejecutivo unas cuantas frases ambiguas, como pedir que no nos maten y decir que siempre habrá protocolos que defiendan a los periodistas.

Bien, los protocolos hasta ahora no han sido efectivos, como es obvio, nos siguen asesinando y es hora de asumir la responsabilidad, nosotros ya la asumimos como periodistas, ahora esperamos que desde sus cargos, el Presidente de la República, su gabinete, el Congreso de la Unión y los gobiernos estatales correspondan.

Mientras tanto, esta noche nos sumamos al dolor de las familias de los tres colegas que ejecutaron en una semana y decimos presente por nuestros tres compañeros, víctimas más recientes de la delincuencia y de la indolencia oficial:
Rogelio Barragán de Guerrero. Presente
Edgar Nava de Guerrero. Presente
Jorge Ruiz de Veracruz. Presente

La marcha en Tijuana se llevó a cabo a la misma hora en que otros colegas se pronunciaron en distintas ciudades de México.