Comentario:
Por Humberto Caspa, Ph.D.

Rodner Figueroa, ex conductor de la Cadena Univisión, dice que no es racista a pesar de haber hecho comentarios peyorativos contra Michelle Obama, esposa del Presidente y Primera Dama de la nación. ¡Qué atrevimiento!

Asimismo, Lily Estefan, conductora del programa “El gordo y la flaca”, y su compañero Raúl de Molina aseguraron que Figueroa no tiene prejuicios raciales porque uno de sus progenitores pertenece a la etnia afroamericana. ¡Qué equivocación!
“…tildarlo de racista es ridículo. Rodner es alguien que se burla de sí mismo. Para el que no lo sepa, su padre es negro”, manifestó la flaca Estefan.

Los tres, Figueroa, Estefan y de Molina, no se dan cuenta que el hecho de que una persona tenga ascendencia “negra” no quiere decir que no puede sufrir de racismo contra su propia gente.

Es decir, una persona afrodescendiente, como una gran parte de mulatos en Haití o en Brasil, tienen serios prejuicios raciales contra su propio grupo étnico. En este mismo orden de ideas, uno de los casos más conocidos en nuestro país es el de Lupe Moreno de la Ciudad de Santa Ana, California. No obstante de ser México-americana, Moreno es igual o más virulenta que los propios europeos-norteamericanos contra la población latina.

A esta forma de racismo –aquel que acosa a su propia etnia— sociológicamente se la conoce como “discriminación estructural”. El periodista Agustín Gurza, quien escribió columnas por muchos años para el periódico Los Ángeles Times, destacó a este tipo de discriminación como la forma más desarrollado del racismo. “Hace que las víctimas se detesten así mismos”, dijo.

En otras palabras, las estructuras sociales, como la religión, la educación, la política, economía, costumbres, cultura, el diario vivir de la gente, etc., son tan dominantes alrededor del individuo que no le permite decidir por sí mismo. Es decir, la persona actúa en forma irracional.

A fines de la década de 1990, después de la dictadura de Hugo Banzer Suarez, se reiniciaron las primeras elecciones bolivianas. Entre los candidatos a la presidencia se encontraba, la movimientista Domitila Chungara, una indígena Aymaraminera que fue muy crítica del régimen autoritario de Banzer Suarez.

Muchos bolivianos indígenas y mestizos no votaron por Chungara en las elecciones por el simple hecho de era una mujer Aymara y, por consiguiente, no tenía la capacidad de liderar a los bolivianos. Incluso, algunos indígenas de su propia etnia sintieron vergüenza por el hecho de que iba a representar a los bolivianos en fórum internacionales a lado de políticos destacados y aparentemente más “civilizados”.

Por supuesto que hoy Bolivia ha cambiado radicalmente después de la “revolución” indígena y puso como presidente a Evo “Morales”. Las estructuras de hoy son muy diferentes a las del pasado en este país.

Actualmente muchas mujeres no votan por una candidata de su género en elecciones presidenciales o un puesto político importante porque creen que “las mujeres no son tan aptas como los hombres a la hora de tomar decisiones”. La anterior creencia es un caso típico de una persona afectada por estructuras sociales discriminatorias.

En consecuencia, en el momento en que hizo una comparación de Michelle Obama con uno de los personajes del Planeta de los Simios, Rodner Figueroa nunca pensó que tales comentarios eran racistas. Sintió que era normal hablar de esa manera. En ese mundo, ahí donde también transitan Estefan y de Molina, este tipo de comentarios racistas son parte inmanente del diario vivir de esta gente. Paradójicamente, todos ellos son víctimas de ese mundo mundano y racista.

Humberto Caspa, Ph.D., es profesor e investigador de Economics On The Move. E-mail: hcletters@yahoo.com