La organización de abogadas que representa a miles de familias y migrantes que buscan asilo en la frontera de California enfrenta crecientes amenazas por parte de desconocidos en Tijuana.

El grupo sin fines de lucro Al Otro Lado informó tuvo que pedir urgentemente protección a la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos luego de que integrantes de su organización fueran amenazas incluso de muerte.

Al Otro Lado lo integran abogadas con oficinas en Los Ángeles, San Diego y Tijuana, y asesoran a familias que huyen de la violencia cuando los migrantes pasan por la Ciudad de México, Guadalajara y, principalmente, cuando llegan a Tijuana y otros puntos de la frontera de California con México.

Apenas tomó posesión de su cargo el gobernador Gavin Newsom en California y una de sus primeras acciones fue apoyar a Al Otro Lado y otros grupos para que ayuden a las familias que buscan asilo.

El trabajo de las abogadas genera malestar entre algunos residentes de la frontera mexicana, como el alcalde de Tijuana y un grupo de seguidores.

Pero casi todas las familias que llegan en busca de asilo huyen de la violencia del crimen organizado. De Honduras, El Salvador y Guatemala huyen de las maras, que son federaciones de pandillas internacionales. Y las familias que salen de estados como Michoacán y Guerrero huyen de carteles de las drogas.

La organización Al Otro Lado informó que pasó de actos que al principio parecían vandalismo, como quebraduras de vidrios en sus vehículos, a asuntos más serios, como robo de documentos y expedientes de las personas que defienden las abogadas.

Pero en algún momento de febrero la presión aumentó al punto de que algunas de las abogadas recibieron llamadas telefónicas de desconocidos que les exigían informes sobre el paradero de migrantes, bajo advertencia de que, de no proporcionar esa información, utilizarían armas.

Aparte de las amenazas, dos abogadas de Al Otro Lado fueron impedidas de ingresar a México. Fuentes del Instituto Nacional de Migración de México informaron que sus documentos migratorios tenían una alerta de seguridad “de otro país” que no era México pero no precisaron.

A una de las abogadas la retuvieron diez horas en el aeropuerto de Guadalajara junto con una hija pequeña, antes de obligarle a regresar en otro vuelo a Los Ángeles sin haber salido de la terminal aérea.

A la otra simultáneamente le impidieron que pasara a Tijuana por la garita de PedWest, por la misma razón, de tener alerta en sus documentos. Estuvo detenida tres horas hasta que le hicieron regresar a San Ysidro sin proporcionarle explicación.

Cada vez que las abogadas de Al Otro lado integran expedientes de familias y menores de edad sin compañía de adultos que van a solicitar asilo, acompañan a los migrantes a la garita para entregar personalmente las solicitudes a oficiales federales, generalmente ante la negativa de los agentes.

Las abogadas desconocen todavía si las amenazas se deben a que los desconocidos buscan información de sus clientes o si también tiene que ver el trabajo que hacen en la frontera.